Señor director: Los trágicos acontecimientos de las últimas semanas han agilizado la tramitación de distintos proyectos de ley en materia de seguridad pública, demostrando que, enfrentadas a situaciones críticas, las autoridades políticas son capaces de gestionar sus diferencias. Lamentablemente, la tónica de los últimos años parece ser que la agenda legislativa no avanza si no es presionada por la contingencia policial y/o mediática, quedando inmovilizados y en un segundo plano anuncios y proyectos de ley fundamentales para implementar una agenda social poderosa que resuelva los problemas que aquejan a quienes viven en Chile. Es el caso del proyecto de Ley que institucionaliza el Sistema Nacional e Integral de Cuidados. Esta política, anunciada en la primera cuenta pública del presidente Gabriel Boric y cuyas bases fueron lanzadas en octubre pasado, no cuenta con una normativa jurídica que institucionalice su funcionamiento y asegure su financiamiento, de tal manera que hoy se encuentra sujeta a las prioridades del gobierno de turno. Contar con un Sistema Nacional de Cuidados no es un anhelo reciente en el país. Hemos sido testigos y parte de su impulso en los gobiernos de Michelle Bachelet y Sebastián Piñera, y visto cómo fueron reforzadas en la última Ley de Presupuestos, donde se incrementaron los recursos para programas de Cuidados Domiciliarios, Centros Comunitarios de Cuidados, Establecimientos de Larga Estadía y Viviendas Tuteladas, entre otros. En la atención diaria de miles de personas, vemos la urgencia de avanzar para ampliar la oferta y la calidad de lo que hacemos. Pese a lo anterior, a menos de un mes para una nueva cuenta pública, el proyecto de ley sigue sin presentarse ante el Congreso, retrasando una discusión que parece reunir apoyos políticos transversales, lo que no es menor en el polarizado escenario actual. ¿Qué esperamos entonces? Necesitamos que las autoridades sean capaces de responder a la contingencia, al mismo tiempo que llevan adelante reformas imprescindibles para el desarrollo del país. Las personas mayores, aquellas con discapacidad y dependencia, las niñas, niños y jóvenes, y todas sus cuidadoras y cuidadores, merecen ser el centro de la atención pública. No perdamos la oportunidad de responder a sus necesidades. Liliana Cortés Directora Social Nacional del Hogar de Cristo
Hogar de Cristo y el Instituto Nacional de Estadísticas (INE) firmaron un convenio de colaboración para contabilizar y caracterizar a las personas en situación de calle. Es la primera vez que se realizará un proceso tan riguroso en esta importante tarea por saber cuántas y cómo son las personas más excluidas de Chile. Si nos cuentan, contamos. Somos considerados para todas las políticas públicas –ese es el sentido de los censos de población–. Sin duda, no hay población más invisibilizada que la formada por quienes no tienen donde vivir, por eso contarlos a ellos es tan relevante. En la región de Magallanes y Antártica Chilena, viene funcionando una mesa de trabajo del Operativo Calle del Vigésimo Censo de Población y Noveno de Vivienda. Esta instancia fue convocada por el INE y el Hogar de Cristo Magallanes ha participado en forma activa, colaborando en el establecimiento de criterios de trabajo, divulgación y promoción del operativo e identificación de los puntos de calle, entre otras acciones. Para nosotros se trata de una oportunidad concreta y valiosísima para alcanzar la máxima cobertura posible e identificar la realidad actual de este grupo que ha ido creciendo visiblemente en el último tiempo. El próximo lunes 13 de mayo se dará inicio al Censo Calle en la Región. Ese día, el equipo Hogar de Cristo se concentrará en las dependencias de la Hospedería Punta Arenas de Avenida España para hacer el conteo en esa vivienda colectiva y luego se desplegará por los más de 20 puntos de calle de la ciudad previamente identificados en el marco de la mesa de colaboración para el Censo para apoyar a los censistas en las entrevistas. Simultáneamente, sucederá lo propio en Puerto Natales. Con todo, esperamos censar a poco más de 150 personas en situación de calle en la región más austral del mundo, donde el extremo geográfico y climático se une a la vida extrema que llevan estos hombres y mujeres.
La próxima semana, a partir del lunes 13 de mayo les toca el turno a los habitantes de viviendas colectivas y a las personas que viven en situación de calle. Para esta etapa, Hogar de Cristo en Magallanes jugará un rol crucial, proporcionando personal que actuará como censistas o que acompañará a estos en su labor. 08 de mayo 2024. Hasta la fecha, el Instituto Nacional de Estadísticas (INE) ha registrado más de cuatro millones de viviendas, lo que representa el 71% del país. Pero aún queda un sector importantísimo de contabilizar: las viviendas colectivas y las personas en situación de calle. Para desarrollar estas encuestas el INE ha firmado un convenio con Hogar de Cristo para asegurar una colaboración efectiva en el censo de este grupo vulnerable, programado para el 13 de mayo en la Hospedería de Hogar de Cristo, ubicada en Avenida España #1050, Punta Arenas. ¿Qué son las viviendas colectivas? Alvaro Rondón, jefe de operación social del Hogar de Cristo en Magallanes, explica: “Las viviendas colectivas son donde pernoctan o permanecen, por un tiempo más o menos prolongado, personas que se encuentran en determinadas características. Por ejemplo, están los hospitales con las camas socio-sanitarias, donde hay personas que están en situación de abandono y están de manera prolongada. Esas personas van a ser censadas en el hospital porque están viviendo ahí”. CENSO Y CAFÉ Hogar de Cristo tiene viviendas colectivas. Por lo tanto, serán contabilizados los hogares de protección para niños, niñas y jóvenes, los programas terapéuticos residenciales, los centros residenciales para personas con discapacidad y las residencias de adultos mayores. Se excluye de esta modalidad, quienes están bajo el programa Vivienda Primero. ¿Qué pasa con las hospederías y casas de acogida del Hogar de Cristo? Esas serán censadas estratégicamente. Alvaro Rondón, ejemplifica: “En el caso de las viviendas colectivas de calle, estas se contabilizarán cuando ocurra el censo para personas en situación de calle. Por ejemplo: Cuando en nuestra Hospedería se esté censando a las personas que están en calle, también se van a censar las viviendas colectivas de toda la red calle, donde está incluido el Hogar de Cristo. Eso es hospederías, casas de acogida. De esta forma, se evitará que haya duplicidad de registros”. Precisamente, el censo para personas en situación de calle se realizará el 13 de mayo en la Hospedería de Hogar de Cristo, ubicada en Avenida España #1050, Punta Arenas. Y para su ejecución, el INE firmó un convenio con el Hogar de Cristo para colaborar con los censistas. “Se les va a acompañar porque puede que haya censistas que no tengan la preparación o el conocimiento para aproximarse a conversar con una persona en situación de calle”, concluye el líder de Hogar de Cristo.
La Universidad Católica presentó los resultados de la Encuesta Bicentenario 2023, que, desde 2006, ofrece un panorama sobre el estado de la sociedad chilena. Solo el 30% de los encuestados cree que en 10 años el país alcanzará o avanzará en la eliminación de la pobreza, mientras que un tercio piensa que en la próxima década se alcanzará o avanzará en la reducción de la desigualdad. Ambas cifras se mantienen estables en los últimos años, pero aumenta la desesperanza. Si comparamos con otros desafíos como “ser un país desarrollado” o “resolver el problema de la calidad de la educación”, la percepción es más baja. El escenario es aún más desalentador. Esta desesperanza se hace más evidente cuando la pregunta apunta al centro de la cuestión. Solo un 19% de los encuestados cree que existe una alta o muy alta probabilidad de que una persona pobre pueda salir de esa situación, mientras el porcentaje de quienes creen que cualquier trabajador podrá comprar vivienda o tener una pensión digna, apenas llega al 13 y al 6 por ciento, respectivamente. Tienen razón de pensar así: las personas en situación de calle viven con unos 60 mil pesos al mes y su vida puede acortarse en 30 años producto de la rudeza de vivir en la calle. Nos revelamos ante este panorama. No podemos asumir como parte del paisaje que compatriotas estén condenados a la pobreza extrema y que el trabajo de toda una vida no alcance para tener una vejez digna. No nos gusta la pobreza, le tememos a sus consecuencias, sobre todo cuando sentimos que nos afectar a nosotros o nuestros familiares. ¿Qué hacer para no seguir anestesiados frente al dolor de millones de personas que viven sin las mínimas condiciones en Chile? Como Hogar de Cristo llevamos 80 años intentando avanzar en mejorar las condiciones de vida de los más pobres. Para lograrlo, es clave dejar ver y sensibilizarse ante el dolor de quien padecen la miseria y sobreviven en la desesperanza. Ese dolor debe movilizar a la acción, por eso, te invito a conocer lo que hacemos y colaborar con nosotros. La encuesta Bicentenario entrega luces –o, más bien, sombras– sobre la realidad de las personas de menos ingresos en materia de cohesión social. Mientras el 63% de quienes pertenecen al grupo socioeconómico bajo cree que no puede confiar en la mayor parte de las personas, este porcentaje es de un 39% en el grupo socioeconómico alto. Esta desconfianza no cae del cielo, nace de la relación cotidiana que las personas de menores recursos tienen con su entorno. La mitad de este grupo dice ser discriminado, menospreciado o sufrir frecuente falta de respeto comparado con el grupo socioeconómico alto. Si la ciudad y sus ciudadanos nos tratamos mal, de qué cohesión social hablamos. Estos datos refuerzan la necesidad de abordar la pobreza como una urgencia país, porque de su invisibilidad y consecuente desatención surge parte importante de la desconfianza y desesperanza imperantes. Por ahora, en el Hogar de Cristo, seguimos empujando la responsabilidad que tiene la sociedad de garantizar los derechos humanos y la inclusión plena de las personas, especialmente de quienes están en mayor situación de desventaja. Ojalá esta acción no siga siendo una gota en el océano.
Dentro de las fake news que propalan las redes sociales, el clima de desconfianza país, las peleas de la clase política y la cotidiana preocupación de los ciudadanos de a pie por el tema de la seguridad, una feliz noticia ha pasado inadvertida. Quizás porque sus beneficiarios son los que existen cotidianamente en esa condición: la invisibilidad y la indiferencia. El Vigésimo Censo de Población y el Noveno de Vivienda que se está realizando a partir del 9 de marzo pasado y que durará hasta el 2 de junio de 2024, es el primero que aborda con mayor rigor la contabilización y caracterización de las personas en situación de calle. E incluye además a quienes residen en viviendas colectivas, tales como hospederías, residencias para adultos mayores, para niños, niñas y adolescentes bajo la protección del Estado, para personas en situación de calle, para personas con discapacidades, entre otras dispositivos de esta categoría. Si bien el anterior Censo, el de 2017, contó a quienes vivían en calle la noche anterior al día del Censo propiamente tal –la del miércoles 19 de abril de ese año–, en esta nueva versión extendida, el esfuerzo de contabilización ha estado precedido por una mucha mayor preparación. Ha habido mesas de trabajo para mejorar, por ejemplo, los criterios de aplicación de los cuestionarios, dada la particular realidad de quienes viven en la calle. A esto se agrega que se han ampliados los puntos calle que tenía considerados el Ministerio de Desarrollo Social, con el aporte de múltiples organizaciones de la sociedad civil organizada, como el Hogar de Cristo, y de las Municipalidades. A la fecha ya hay considerados más de 5 mil puntos calle con una estimación superior a las 24 mil personas. Este Censo ha contratado más personal, los que serán capacitados y apoyados por personal especializado en este grupo específico, perteneciente a organizaciones como la nuestra. Esta colaboración facilitará acceder a la mejor y mayor información posible. Y para ella, Hogar de Cristo y el Instituto Nacional de Estadísticas (INE) firmaron un convenio de colaboración. La vida en situación de calle es la manifestación más cruda de la pobreza y una de las mayores vulneraciones de derechos, y necesitamos conocerla en detalle para trabajar y lograr superarla. Este Censo 2024 es una oportunidad magnífica para lograr ese objetivo y estamos poniendo toda nuestra colaboración para que la foto resultante sea lo más nítida posible y nadie quede fuera del registro. Chile puede enorgullecerse de ser uno de los primeros países de la región en iniciar sus procesos de contabilización poblacional una vez obtenida su independencia. El primer Censo propiamente tal data de 1835 (hay uno anterior en 1813) y contabilizó a 1.010.332 de habitantes. Ocho años después, en 1843, se marcaría un hito. No sólo porque se hizo el segundo, que sumó a 800 mil personas más, sino porque las autoridades de la época se dieron cuenta de la importancia del conteo para organizar el país. Ese año se creó Oficina Central de Estadísticas y la Ley de Censos, la que dictaminó realizar esta medición cada diez años. El gran avance este 2024 es la inclusión de las personas en situación de calle, las que serán contabilizadas con un alto nivel de rigurosidad. Así como ya es un cliché decir que el lenguaje construye realidad, acá es un hecho afirmar que si las empezamos a contar, ellas contarán para la construcción y aplicación de mejores políticas públicas que les permitan dejar la calle y recuperar sus vidas.
Señor director: Los trágicos acontecimientos de las últimas semanas han agilizado la tramitación de distintos proyectos de ley en materia de seguridad pública, demostrando que, enfrentadas a situaciones críticas, las autoridades políticas son capaces de gestionar sus diferencias. Lamentablemente, la tónica de los últimos años parece ser que la agenda legislativa no avanza si no es presionada por la contingencia policial y/o mediática, quedando inmovilizados y en un segundo plano anuncios y proyectos de ley fundamentales para implementar una agenda social poderosa que resuelva los problemas que aquejan a quienes viven en Chile. Es el caso del proyecto de Ley que institucionaliza el Sistema Nacional e Integral de Cuidados. Esta política, anunciada en la primera cuenta pública del presidente Gabriel Boric y cuyas bases fueron lanzadas en octubre pasado, no cuenta con una normativa jurídica que institucionalice su funcionamiento y asegure su financiamiento, de tal manera que hoy se encuentra sujeta a las prioridades del gobierno de turno. Contar con un Sistema Nacional de Cuidados no es un anhelo reciente en el país. Hemos sido testigos y parte de su impulso en los gobiernos de Michelle Bachelet y Sebastián Piñera, y visto cómo fueron reforzadas en la última Ley de Presupuestos, donde se incrementaron los recursos para programas de Cuidados Domiciliarios, Centros Comunitarios de Cuidados, Establecimientos de Larga Estadía y Viviendas Tuteladas, entre otros. En la atención diaria de miles de personas, vemos la urgencia de avanzar para ampliar la oferta y la calidad de lo que hacemos. Pese a lo anterior, a menos de un mes para una nueva cuenta pública, el proyecto de ley sigue sin presentarse ante el Congreso, retrasando una discusión que parece reunir apoyos políticos transversales, lo que no es menor en el polarizado escenario actual. ¿Qué esperamos entonces? Necesitamos que las autoridades sean capaces de responder a la contingencia, al mismo tiempo que llevan adelante reformas imprescindibles para el desarrollo del país. Las personas mayores, aquellas con discapacidad y dependencia, las niñas, niños y jóvenes, y todas sus cuidadoras y cuidadores, merecen ser el centro de la atención pública. No perdamos la oportunidad de responder a sus necesidades. Liliana Cortés Directora Social Nacional del Hogar de Cristo
Hogar de Cristo y el Instituto Nacional de Estadísticas (INE) firmaron un convenio de colaboración para contabilizar y caracterizar a las personas en situación de calle. Es la primera vez que se realizará un proceso tan riguroso en esta importante tarea por saber cuántas y cómo son las personas más excluidas de Chile. Si nos cuentan, contamos. Somos considerados para todas las políticas públicas –ese es el sentido de los censos de población–. Sin duda, no hay población más invisibilizada que la formada por quienes no tienen donde vivir, por eso contarlos a ellos es tan relevante. En la región de Magallanes y Antártica Chilena, viene funcionando una mesa de trabajo del Operativo Calle del Vigésimo Censo de Población y Noveno de Vivienda. Esta instancia fue convocada por el INE y el Hogar de Cristo Magallanes ha participado en forma activa, colaborando en el establecimiento de criterios de trabajo, divulgación y promoción del operativo e identificación de los puntos de calle, entre otras acciones. Para nosotros se trata de una oportunidad concreta y valiosísima para alcanzar la máxima cobertura posible e identificar la realidad actual de este grupo que ha ido creciendo visiblemente en el último tiempo. El próximo lunes 13 de mayo se dará inicio al Censo Calle en la Región. Ese día, el equipo Hogar de Cristo se concentrará en las dependencias de la Hospedería Punta Arenas de Avenida España para hacer el conteo en esa vivienda colectiva y luego se desplegará por los más de 20 puntos de calle de la ciudad previamente identificados en el marco de la mesa de colaboración para el Censo para apoyar a los censistas en las entrevistas. Simultáneamente, sucederá lo propio en Puerto Natales. Con todo, esperamos censar a poco más de 150 personas en situación de calle en la región más austral del mundo, donde el extremo geográfico y climático se une a la vida extrema que llevan estos hombres y mujeres.
La próxima semana, a partir del lunes 13 de mayo les toca el turno a los habitantes de viviendas colectivas y a las personas que viven en situación de calle. Para esta etapa, Hogar de Cristo en Magallanes jugará un rol crucial, proporcionando personal que actuará como censistas o que acompañará a estos en su labor. 08 de mayo 2024. Hasta la fecha, el Instituto Nacional de Estadísticas (INE) ha registrado más de cuatro millones de viviendas, lo que representa el 71% del país. Pero aún queda un sector importantísimo de contabilizar: las viviendas colectivas y las personas en situación de calle. Para desarrollar estas encuestas el INE ha firmado un convenio con Hogar de Cristo para asegurar una colaboración efectiva en el censo de este grupo vulnerable, programado para el 13 de mayo en la Hospedería de Hogar de Cristo, ubicada en Avenida España #1050, Punta Arenas. ¿Qué son las viviendas colectivas? Alvaro Rondón, jefe de operación social del Hogar de Cristo en Magallanes, explica: “Las viviendas colectivas son donde pernoctan o permanecen, por un tiempo más o menos prolongado, personas que se encuentran en determinadas características. Por ejemplo, están los hospitales con las camas socio-sanitarias, donde hay personas que están en situación de abandono y están de manera prolongada. Esas personas van a ser censadas en el hospital porque están viviendo ahí”. CENSO Y CAFÉ Hogar de Cristo tiene viviendas colectivas. Por lo tanto, serán contabilizados los hogares de protección para niños, niñas y jóvenes, los programas terapéuticos residenciales, los centros residenciales para personas con discapacidad y las residencias de adultos mayores. Se excluye de esta modalidad, quienes están bajo el programa Vivienda Primero. ¿Qué pasa con las hospederías y casas de acogida del Hogar de Cristo? Esas serán censadas estratégicamente. Alvaro Rondón, ejemplifica: “En el caso de las viviendas colectivas de calle, estas se contabilizarán cuando ocurra el censo para personas en situación de calle. Por ejemplo: Cuando en nuestra Hospedería se esté censando a las personas que están en calle, también se van a censar las viviendas colectivas de toda la red calle, donde está incluido el Hogar de Cristo. Eso es hospederías, casas de acogida. De esta forma, se evitará que haya duplicidad de registros”. Precisamente, el censo para personas en situación de calle se realizará el 13 de mayo en la Hospedería de Hogar de Cristo, ubicada en Avenida España #1050, Punta Arenas. Y para su ejecución, el INE firmó un convenio con el Hogar de Cristo para colaborar con los censistas. “Se les va a acompañar porque puede que haya censistas que no tengan la preparación o el conocimiento para aproximarse a conversar con una persona en situación de calle”, concluye el líder de Hogar de Cristo.
La Universidad Católica presentó los resultados de la Encuesta Bicentenario 2023, que, desde 2006, ofrece un panorama sobre el estado de la sociedad chilena. Solo el 30% de los encuestados cree que en 10 años el país alcanzará o avanzará en la eliminación de la pobreza, mientras que un tercio piensa que en la próxima década se alcanzará o avanzará en la reducción de la desigualdad. Ambas cifras se mantienen estables en los últimos años, pero aumenta la desesperanza. Si comparamos con otros desafíos como “ser un país desarrollado” o “resolver el problema de la calidad de la educación”, la percepción es más baja. El escenario es aún más desalentador. Esta desesperanza se hace más evidente cuando la pregunta apunta al centro de la cuestión. Solo un 19% de los encuestados cree que existe una alta o muy alta probabilidad de que una persona pobre pueda salir de esa situación, mientras el porcentaje de quienes creen que cualquier trabajador podrá comprar vivienda o tener una pensión digna, apenas llega al 13 y al 6 por ciento, respectivamente. Tienen razón de pensar así: las personas en situación de calle viven con unos 60 mil pesos al mes y su vida puede acortarse en 30 años producto de la rudeza de vivir en la calle. Nos revelamos ante este panorama. No podemos asumir como parte del paisaje que compatriotas estén condenados a la pobreza extrema y que el trabajo de toda una vida no alcance para tener una vejez digna. No nos gusta la pobreza, le tememos a sus consecuencias, sobre todo cuando sentimos que nos afectar a nosotros o nuestros familiares. ¿Qué hacer para no seguir anestesiados frente al dolor de millones de personas que viven sin las mínimas condiciones en Chile? Como Hogar de Cristo llevamos 80 años intentando avanzar en mejorar las condiciones de vida de los más pobres. Para lograrlo, es clave dejar ver y sensibilizarse ante el dolor de quien padecen la miseria y sobreviven en la desesperanza. Ese dolor debe movilizar a la acción, por eso, te invito a conocer lo que hacemos y colaborar con nosotros. La encuesta Bicentenario entrega luces –o, más bien, sombras– sobre la realidad de las personas de menos ingresos en materia de cohesión social. Mientras el 63% de quienes pertenecen al grupo socioeconómico bajo cree que no puede confiar en la mayor parte de las personas, este porcentaje es de un 39% en el grupo socioeconómico alto. Esta desconfianza no cae del cielo, nace de la relación cotidiana que las personas de menores recursos tienen con su entorno. La mitad de este grupo dice ser discriminado, menospreciado o sufrir frecuente falta de respeto comparado con el grupo socioeconómico alto. Si la ciudad y sus ciudadanos nos tratamos mal, de qué cohesión social hablamos. Estos datos refuerzan la necesidad de abordar la pobreza como una urgencia país, porque de su invisibilidad y consecuente desatención surge parte importante de la desconfianza y desesperanza imperantes. Por ahora, en el Hogar de Cristo, seguimos empujando la responsabilidad que tiene la sociedad de garantizar los derechos humanos y la inclusión plena de las personas, especialmente de quienes están en mayor situación de desventaja. Ojalá esta acción no siga siendo una gota en el océano.
Dentro de las fake news que propalan las redes sociales, el clima de desconfianza país, las peleas de la clase política y la cotidiana preocupación de los ciudadanos de a pie por el tema de la seguridad, una feliz noticia ha pasado inadvertida. Quizás porque sus beneficiarios son los que existen cotidianamente en esa condición: la invisibilidad y la indiferencia. El Vigésimo Censo de Población y el Noveno de Vivienda que se está realizando a partir del 9 de marzo pasado y que durará hasta el 2 de junio de 2024, es el primero que aborda con mayor rigor la contabilización y caracterización de las personas en situación de calle. E incluye además a quienes residen en viviendas colectivas, tales como hospederías, residencias para adultos mayores, para niños, niñas y adolescentes bajo la protección del Estado, para personas en situación de calle, para personas con discapacidades, entre otras dispositivos de esta categoría. Si bien el anterior Censo, el de 2017, contó a quienes vivían en calle la noche anterior al día del Censo propiamente tal –la del miércoles 19 de abril de ese año–, en esta nueva versión extendida, el esfuerzo de contabilización ha estado precedido por una mucha mayor preparación. Ha habido mesas de trabajo para mejorar, por ejemplo, los criterios de aplicación de los cuestionarios, dada la particular realidad de quienes viven en la calle. A esto se agrega que se han ampliados los puntos calle que tenía considerados el Ministerio de Desarrollo Social, con el aporte de múltiples organizaciones de la sociedad civil organizada, como el Hogar de Cristo, y de las Municipalidades. A la fecha ya hay considerados más de 5 mil puntos calle con una estimación superior a las 24 mil personas. Este Censo ha contratado más personal, los que serán capacitados y apoyados por personal especializado en este grupo específico, perteneciente a organizaciones como la nuestra. Esta colaboración facilitará acceder a la mejor y mayor información posible. Y para ella, Hogar de Cristo y el Instituto Nacional de Estadísticas (INE) firmaron un convenio de colaboración. La vida en situación de calle es la manifestación más cruda de la pobreza y una de las mayores vulneraciones de derechos, y necesitamos conocerla en detalle para trabajar y lograr superarla. Este Censo 2024 es una oportunidad magnífica para lograr ese objetivo y estamos poniendo toda nuestra colaboración para que la foto resultante sea lo más nítida posible y nadie quede fuera del registro. Chile puede enorgullecerse de ser uno de los primeros países de la región en iniciar sus procesos de contabilización poblacional una vez obtenida su independencia. El primer Censo propiamente tal data de 1835 (hay uno anterior en 1813) y contabilizó a 1.010.332 de habitantes. Ocho años después, en 1843, se marcaría un hito. No sólo porque se hizo el segundo, que sumó a 800 mil personas más, sino porque las autoridades de la época se dieron cuenta de la importancia del conteo para organizar el país. Ese año se creó Oficina Central de Estadísticas y la Ley de Censos, la que dictaminó realizar esta medición cada diez años. El gran avance este 2024 es la inclusión de las personas en situación de calle, las que serán contabilizadas con un alto nivel de rigurosidad. Así como ya es un cliché decir que el lenguaje construye realidad, acá es un hecho afirmar que si las empezamos a contar, ellas contarán para la construcción y aplicación de mejores políticas públicas que les permitan dejar la calle y recuperar sus vidas.