En el sector Ojo Bueno, diez agricultoras y agricultores de Punta Arenas participaron durante cinco días en el curso Operador y mantención de sistemas de riego tecnificado y fertirriego, financiado por 6 millones 575 mil pesos gracias a la alianza estratégica entre INDAP y SENCE. La capacitación combinó teoría y práctica en terreno, con el objetivo claro de usar mejor el agua, ahorrar recursos y adaptar el campo magallánico al cambio climático. La mayoría de las y los asistentes fueron mujeres. Viviana Mansilla, productora de lechuga hidropónica, destacó que el curso le permitió independizarse en el manejo técnico. Siempre el riego se ha visto como algo de hombres, pero una también tiene que saber arreglar sus riegos y equipos. Por su parte, Marlene Zúñiga, dueña del predio donde se realizó la actividad, valoró que SENCE e INDAP vayan de la mano y que la relatoría permita repetir los contenidos hasta que todo quede claro. En tanto, el director regional de INDAP, Gabriel Zegers, subrayó que el riego es uno de los elementos más importantes de la agricultura; saber regar es saber hacer agricultura, y recordó que actualmente hay concursos abiertos para financiar proyectos de riego y apoyar la eficiencia hídrica en la región. La directora regional de SENCE, Doris Sandoval, resaltó que este tipo de cursos muestra en terreno cómo la capacitación impacta directamente en la vida cotidiana de las personas, especialmente en parcelas donde la agricultura familiar campesina es clave para la economía local. El taller de Ojo Bueno se suma a otras acciones conjuntas de INDAP y SENCE en Magallanes y confirma que, desde el conocimiento y la inversión, el riego tecnificado se está convirtiendo en una herramienta concreta para producir mejor, cuidar el agua y proteger el planeta.
Con una ceremonia se realizó el cierre de los cursos de especialización en ganadería y agricultura impulsados por el Servicio Nacional de Capacitación y Empleo (SENCE) e INDAP, instancia que permitió fortalecer las competencias de trabajadoras y trabajadores de Porvenir en áreas clave para el desarrollo productivo local: Transferencia Sector Público – INDAP y Operación y Mantención de Tractores y Maquinarias Agrícolas. La actividad contó con la presencia de Doris Sandoval, Directora Regional de SENCE; Gabriel Zegers, Director Regional de INDAP; y José Miguel Campos, Delegado Presidencial Provincial de Tierra del Fuego, quienes destacaron el impacto que estas capacitaciones generan en el territorio. Desde SENCE, la directora regional Doris Sandoval relevó el valor estratégico de esta iniciativa: “Nos interesa muchísimo, con esta línea de transferencia al sector público junto a INDAP, contribuir al reconocimiento y a la visibilización de la actividad campesina en el territorio magallánico. Esto es aún más relevante frente a los desafíos del cambio climático y la soberanía alimentaria. Todo lo que sucede en el campo magallánico nos importa, porque sabemos que aporta a la autonomía de la región”, señaló. Por su parte, el Delegado Presidencial Provincial, José Miguel Campos, se dirigió a las personas certificadas para subrayar el rol fundamental que cumplen en la construcción de soberanía alimentaria: “Alguien tiene que alimentar el desarrollo, y esa soberanía alimentaria es la que ustedes deben seguir fortaleciendo. Ustedes son actores centrales que sostienen también nuestra soberanía nacional. Los animo a continuar, porque se vienen grandes proyectos, y espero que la próxima gestión gubernamental mantenga y potencie estos programas, entregando los recursos necesarios para su desarrollo”, expresó. Entre las personas certificadas estuvo Novelia Ibarra, quien apoya a su familia en labores ganaderas y valoró la utilidad práctica de los contenidos aprendidos: “Fue muy interesante. Con gente más especializada una va aprendiendo más. Aunque llevo años en el campo, siempre hay cosas nuevas que aprender. Nos ayudó mucho ver temas como cómo elegir un carnero; ahora sabemos qué debemos evaluar sin depender siempre de un veterinario u otra persona que revise nuestros animales”, comentó. Las autoridades coincidieron en que este tipo de iniciativas refuerzan el compromiso del Estado con abrir más espacios de formación, reconocer el valor de los conocimientos locales y fortalecer la autosustentabilidad productiva de la provincia. En un contexto de diversificación económica, las y los productores de Tierra del Fuego cumplen un rol esencial para el desarrollo integral del territorio.
Con el aprendizaje del primer ciclo todavía fresco en los invernaderos, y huertos de la región, Magallanes dio inicio al segundo grupo del Programa de Transición a la Agricultura Sostenible, TAS. Esta nueva etapa reúne a 38 agricultoras y agricultores campesinos de Puerto Natales y Punta Arenas, quienes durante tres años serán acompañados para incorporar prácticas agroecológicas y fortalecer sistemas productivos más resilientes, sanos y en armonía con el medio ambiente. El arranque del programa se vivió con entusiasmo. Las y los asistentes se mostraron contentos de sumarse a esta ruta y esperan que el proceso les permita mejorar sus predios, tanto en productividad como en cuidado del suelo y la biodiversidad. Entre los participantes estuvo Patricia Delgado, campesina de Punta Arenas, quien valoró la oportunidad de aprender nuevas formas de producir y de compartir experiencias con otros agricultores de la zona. La primera actividad del ciclo fue un encuentro de conocimiento y planificación junto a campesinos de Punta Arenas. Allí se revisaron expectativas, desafíos productivos y la hoja de ruta común. Tatiana Romero, asesora técnica del programa, dio la bienvenida y explicó la metodología que guiará esta transición, combinando asesorías individuales en cada predio con talleres grupales orientados al aprendizaje práctico y al intercambio agricultor a agricultor. La idea es repetir y ampliar el impacto logrado en el grupo pionero, que cerró con resultados destacados a nivel nacional. Un elemento clave para iniciar el trabajo es el respaldo económico directo. Todas las personas que participan cuentan con un fondo inicial para adquirir insumos de operación durante la temporada agrícola. El monto alcanza los 448 mil pesos de capital inicial por participante, apoyo que busca facilitar la implementación temprana de prácticas sostenibles y dar base material a los planes prediales. En los años siguientes, el programa contempla nuevas etapas de inversión y consolidación del proceso. Desde INDAP, su director regional Gabriel Zegers destacó que el éxito del primer ciclo es hoy una plataforma sólida para dar un salto mayor en cobertura y profundidad, fortaleciendo una agricultura regional más limpia y con identidad. En tanto, Claudia McCloud, coordinadora regional del TAS desde INIA Kampenaike, subrayó la importancia de este camino como una apuesta concreta por alimentos sanos y por un campo vivo, donde el cuidado de los ecosistemas es parte de la producción y no un adorno. Así comienza una nueva fase para el TAS en la región. Con más participantes, con experiencia acumulada y con ganas de avanzar, Magallanes vuelve a marcar el paso en la transición agroecológica del país.
En una conversación con Patagonia Rural, el director regional de INDAP, Gabriel Zegers, abordó el inicio de una nueva temporada de los Mercados Campesinos, instancia que busca acercar productos locales a la comunidad y fortalecer la visibilidad de los pequeños agricultores de Magallanes. Zegers explicó que este año los mercados contarán con una mayor itinerancia, desplazándose por distintos sectores de la región con el objetivo de llegar a más vecinos y promover el consumo de alimentos producidos en la zona. “La idea es que los agricultores puedan mostrar su trabajo y que las familias accedan a productos frescos y de calidad”, señaló. El director destacó además el crecimiento sostenido en la oferta de productos, impulsado por un aumento en la producción local y por la incorporación de nuevas técnicas y asesorías. En este contexto, subrayó los avances del Programa de Transferencia de Asistencia y Servicios (TAS), que ha permitido mejorar los procesos productivos y abrir nuevas oportunidades de comercialización para los usuarios.Uno de los puntos más relevantes, comentó Zegers, ha sido la evolución del perfil agrícola en Magallanes, donde se observa una mayor participación de jóvenes rurales y el surgimiento de nuevos emprendimientos vinculados a la diversificación productiva. “Estamos viendo iniciativas innovadoras y una motivación distinta. Hoy hay jóvenes que están apostando por quedarse en el campo y desarrollar proyectos propios”, afirmó.Con estos avances, INDAP proyecta una temporada marcada por la consolidación de los mercados, la ampliación de la oferta local y un fortalecimiento del vínculo entre productores y comunidad.
En una parcela del sector alto de Pampa Redonda (Punta Arenas), alrededor de diez usuarias y usuarios avícolas de INDAP cambiaron la rutina por aprendizaje en terreno. Entre gallineros, cuadernos y herramientas, afinaron manejo, bioseguridad y alimentación para producir más y mejor. No fue una clase cualquiera: formó parte de la alianza SENCE–INDAP, que contempla siete cursos para fortalecer el área agropecuaria. El de manejo avícola ha sido un éxito y dejó un objetivo compartido: elevar el estándar de la producción y del huevo magallánico en una región que aún importa buena parte de lo que consume y que tiene amplio potencial de crecimiento. Vamos por el tercer año del convenio, con más talleres y actividades. Se consolida un modelo de colaboración valioso y necesario para la gente, señaló Gabriel Zegers, director regional de INDAP. Este curso responde a una demanda real. El rubro avícola —y especialmente la producción de huevo— enfrenta dificultades, pero es clave para la seguridad alimentaria regional. En Magallanes es fundamental optimizar procesos y asegurar disponibilidad. La jornada combinó módulos teóricos y prácticos: manejo sanitario, reproducción, alimentación, bienestar animal y gestión de costos. Cada asistente recibió un completo kit de herramientas cuyo costo ascendió a los $150.000 por cada usuario/a y fue pensado para tareas cotidianas de mantención en corrales e infraestructura menor. Para SENCE, la capacitación es palanca concreta. Esta transferencia al sector público que desarrollamos con INDAP nos permite acercar, a través de la formación, tareas y objetivos que fortalecen la actividad agropecuaria, explicó Doris Sandoval, directora regional de SENCE. La capacitación actualiza saberes con nuevas tecnologías y nos conecta con la realidad de cada comuna en un contexto desafiante: recuperar capacidades para producir es, literalmente, volver a tener las manos en la tierra, precisó Sandoval. El curso fue dictado por el médico veterinario Luis Vergara, con amplia experiencia en granjas avícolas: Trabajamos postura, reproducción, alimentación y cuidados durante todo el ciclo. Lo técnico importa, pero lo más valioso fue el intercambio entre participantes: cada experiencia acelera el aprendizaje. También advirtió sobre las condiciones locales: La producción aquí es exigente por los costos del alimento y la disponibilidad de aves, pero la tradición se mantiene; muchas familias incuban de forma natural y, cuando pueden, incorporan pequeñas incubadoras para asegurar consumo y, a veces, vender excedentes. María Colín, campesina e integrante de una cooperativa avícola, valoró el espacio y el trabajo asociativo. Este taller nos sirvió para ordenar el manejo y entender bien la alimentación por etapas. En la cooperativa ya hemos importado alimento en conjunto para bajar costos, y con más actividades como esta podemos crecer de manera sostenida y mejorar aún más el rubro. Según registros regionales de 2023, el universo local se mueve entre ocho y nueve mil gallinas ponedoras, lo que se traduce —a grandes rasgos— en entre 4.500 y 5.000 huevos diarios. Con una población cercana a 160 mil habitantes, la oportunidad salta a la vista, porque hay mercado, se importa huevo y prácticamente todo lo que se produce se vende a buen precio. Impulsar la producción a pequeña escala es estratégico. La gallina cierra ciclos —consume desechos orgánicos, aporta guano y entrega proteína de calidad—, nutre a las familias y permite comercializar excedentes muy valorados por la comunidad.
En el sector Ojo Bueno, diez agricultoras y agricultores de Punta Arenas participaron durante cinco días en el curso Operador y mantención de sistemas de riego tecnificado y fertirriego, financiado por 6 millones 575 mil pesos gracias a la alianza estratégica entre INDAP y SENCE. La capacitación combinó teoría y práctica en terreno, con el objetivo claro de usar mejor el agua, ahorrar recursos y adaptar el campo magallánico al cambio climático. La mayoría de las y los asistentes fueron mujeres. Viviana Mansilla, productora de lechuga hidropónica, destacó que el curso le permitió independizarse en el manejo técnico. Siempre el riego se ha visto como algo de hombres, pero una también tiene que saber arreglar sus riegos y equipos. Por su parte, Marlene Zúñiga, dueña del predio donde se realizó la actividad, valoró que SENCE e INDAP vayan de la mano y que la relatoría permita repetir los contenidos hasta que todo quede claro. En tanto, el director regional de INDAP, Gabriel Zegers, subrayó que el riego es uno de los elementos más importantes de la agricultura; saber regar es saber hacer agricultura, y recordó que actualmente hay concursos abiertos para financiar proyectos de riego y apoyar la eficiencia hídrica en la región. La directora regional de SENCE, Doris Sandoval, resaltó que este tipo de cursos muestra en terreno cómo la capacitación impacta directamente en la vida cotidiana de las personas, especialmente en parcelas donde la agricultura familiar campesina es clave para la economía local. El taller de Ojo Bueno se suma a otras acciones conjuntas de INDAP y SENCE en Magallanes y confirma que, desde el conocimiento y la inversión, el riego tecnificado se está convirtiendo en una herramienta concreta para producir mejor, cuidar el agua y proteger el planeta.
Con una ceremonia se realizó el cierre de los cursos de especialización en ganadería y agricultura impulsados por el Servicio Nacional de Capacitación y Empleo (SENCE) e INDAP, instancia que permitió fortalecer las competencias de trabajadoras y trabajadores de Porvenir en áreas clave para el desarrollo productivo local: Transferencia Sector Público – INDAP y Operación y Mantención de Tractores y Maquinarias Agrícolas. La actividad contó con la presencia de Doris Sandoval, Directora Regional de SENCE; Gabriel Zegers, Director Regional de INDAP; y José Miguel Campos, Delegado Presidencial Provincial de Tierra del Fuego, quienes destacaron el impacto que estas capacitaciones generan en el territorio. Desde SENCE, la directora regional Doris Sandoval relevó el valor estratégico de esta iniciativa: “Nos interesa muchísimo, con esta línea de transferencia al sector público junto a INDAP, contribuir al reconocimiento y a la visibilización de la actividad campesina en el territorio magallánico. Esto es aún más relevante frente a los desafíos del cambio climático y la soberanía alimentaria. Todo lo que sucede en el campo magallánico nos importa, porque sabemos que aporta a la autonomía de la región”, señaló. Por su parte, el Delegado Presidencial Provincial, José Miguel Campos, se dirigió a las personas certificadas para subrayar el rol fundamental que cumplen en la construcción de soberanía alimentaria: “Alguien tiene que alimentar el desarrollo, y esa soberanía alimentaria es la que ustedes deben seguir fortaleciendo. Ustedes son actores centrales que sostienen también nuestra soberanía nacional. Los animo a continuar, porque se vienen grandes proyectos, y espero que la próxima gestión gubernamental mantenga y potencie estos programas, entregando los recursos necesarios para su desarrollo”, expresó. Entre las personas certificadas estuvo Novelia Ibarra, quien apoya a su familia en labores ganaderas y valoró la utilidad práctica de los contenidos aprendidos: “Fue muy interesante. Con gente más especializada una va aprendiendo más. Aunque llevo años en el campo, siempre hay cosas nuevas que aprender. Nos ayudó mucho ver temas como cómo elegir un carnero; ahora sabemos qué debemos evaluar sin depender siempre de un veterinario u otra persona que revise nuestros animales”, comentó. Las autoridades coincidieron en que este tipo de iniciativas refuerzan el compromiso del Estado con abrir más espacios de formación, reconocer el valor de los conocimientos locales y fortalecer la autosustentabilidad productiva de la provincia. En un contexto de diversificación económica, las y los productores de Tierra del Fuego cumplen un rol esencial para el desarrollo integral del territorio.
Con el aprendizaje del primer ciclo todavía fresco en los invernaderos, y huertos de la región, Magallanes dio inicio al segundo grupo del Programa de Transición a la Agricultura Sostenible, TAS. Esta nueva etapa reúne a 38 agricultoras y agricultores campesinos de Puerto Natales y Punta Arenas, quienes durante tres años serán acompañados para incorporar prácticas agroecológicas y fortalecer sistemas productivos más resilientes, sanos y en armonía con el medio ambiente. El arranque del programa se vivió con entusiasmo. Las y los asistentes se mostraron contentos de sumarse a esta ruta y esperan que el proceso les permita mejorar sus predios, tanto en productividad como en cuidado del suelo y la biodiversidad. Entre los participantes estuvo Patricia Delgado, campesina de Punta Arenas, quien valoró la oportunidad de aprender nuevas formas de producir y de compartir experiencias con otros agricultores de la zona. La primera actividad del ciclo fue un encuentro de conocimiento y planificación junto a campesinos de Punta Arenas. Allí se revisaron expectativas, desafíos productivos y la hoja de ruta común. Tatiana Romero, asesora técnica del programa, dio la bienvenida y explicó la metodología que guiará esta transición, combinando asesorías individuales en cada predio con talleres grupales orientados al aprendizaje práctico y al intercambio agricultor a agricultor. La idea es repetir y ampliar el impacto logrado en el grupo pionero, que cerró con resultados destacados a nivel nacional. Un elemento clave para iniciar el trabajo es el respaldo económico directo. Todas las personas que participan cuentan con un fondo inicial para adquirir insumos de operación durante la temporada agrícola. El monto alcanza los 448 mil pesos de capital inicial por participante, apoyo que busca facilitar la implementación temprana de prácticas sostenibles y dar base material a los planes prediales. En los años siguientes, el programa contempla nuevas etapas de inversión y consolidación del proceso. Desde INDAP, su director regional Gabriel Zegers destacó que el éxito del primer ciclo es hoy una plataforma sólida para dar un salto mayor en cobertura y profundidad, fortaleciendo una agricultura regional más limpia y con identidad. En tanto, Claudia McCloud, coordinadora regional del TAS desde INIA Kampenaike, subrayó la importancia de este camino como una apuesta concreta por alimentos sanos y por un campo vivo, donde el cuidado de los ecosistemas es parte de la producción y no un adorno. Así comienza una nueva fase para el TAS en la región. Con más participantes, con experiencia acumulada y con ganas de avanzar, Magallanes vuelve a marcar el paso en la transición agroecológica del país.
En una conversación con Patagonia Rural, el director regional de INDAP, Gabriel Zegers, abordó el inicio de una nueva temporada de los Mercados Campesinos, instancia que busca acercar productos locales a la comunidad y fortalecer la visibilidad de los pequeños agricultores de Magallanes. Zegers explicó que este año los mercados contarán con una mayor itinerancia, desplazándose por distintos sectores de la región con el objetivo de llegar a más vecinos y promover el consumo de alimentos producidos en la zona. “La idea es que los agricultores puedan mostrar su trabajo y que las familias accedan a productos frescos y de calidad”, señaló. El director destacó además el crecimiento sostenido en la oferta de productos, impulsado por un aumento en la producción local y por la incorporación de nuevas técnicas y asesorías. En este contexto, subrayó los avances del Programa de Transferencia de Asistencia y Servicios (TAS), que ha permitido mejorar los procesos productivos y abrir nuevas oportunidades de comercialización para los usuarios.Uno de los puntos más relevantes, comentó Zegers, ha sido la evolución del perfil agrícola en Magallanes, donde se observa una mayor participación de jóvenes rurales y el surgimiento de nuevos emprendimientos vinculados a la diversificación productiva. “Estamos viendo iniciativas innovadoras y una motivación distinta. Hoy hay jóvenes que están apostando por quedarse en el campo y desarrollar proyectos propios”, afirmó.Con estos avances, INDAP proyecta una temporada marcada por la consolidación de los mercados, la ampliación de la oferta local y un fortalecimiento del vínculo entre productores y comunidad.
En una parcela del sector alto de Pampa Redonda (Punta Arenas), alrededor de diez usuarias y usuarios avícolas de INDAP cambiaron la rutina por aprendizaje en terreno. Entre gallineros, cuadernos y herramientas, afinaron manejo, bioseguridad y alimentación para producir más y mejor. No fue una clase cualquiera: formó parte de la alianza SENCE–INDAP, que contempla siete cursos para fortalecer el área agropecuaria. El de manejo avícola ha sido un éxito y dejó un objetivo compartido: elevar el estándar de la producción y del huevo magallánico en una región que aún importa buena parte de lo que consume y que tiene amplio potencial de crecimiento. Vamos por el tercer año del convenio, con más talleres y actividades. Se consolida un modelo de colaboración valioso y necesario para la gente, señaló Gabriel Zegers, director regional de INDAP. Este curso responde a una demanda real. El rubro avícola —y especialmente la producción de huevo— enfrenta dificultades, pero es clave para la seguridad alimentaria regional. En Magallanes es fundamental optimizar procesos y asegurar disponibilidad. La jornada combinó módulos teóricos y prácticos: manejo sanitario, reproducción, alimentación, bienestar animal y gestión de costos. Cada asistente recibió un completo kit de herramientas cuyo costo ascendió a los $150.000 por cada usuario/a y fue pensado para tareas cotidianas de mantención en corrales e infraestructura menor. Para SENCE, la capacitación es palanca concreta. Esta transferencia al sector público que desarrollamos con INDAP nos permite acercar, a través de la formación, tareas y objetivos que fortalecen la actividad agropecuaria, explicó Doris Sandoval, directora regional de SENCE. La capacitación actualiza saberes con nuevas tecnologías y nos conecta con la realidad de cada comuna en un contexto desafiante: recuperar capacidades para producir es, literalmente, volver a tener las manos en la tierra, precisó Sandoval. El curso fue dictado por el médico veterinario Luis Vergara, con amplia experiencia en granjas avícolas: Trabajamos postura, reproducción, alimentación y cuidados durante todo el ciclo. Lo técnico importa, pero lo más valioso fue el intercambio entre participantes: cada experiencia acelera el aprendizaje. También advirtió sobre las condiciones locales: La producción aquí es exigente por los costos del alimento y la disponibilidad de aves, pero la tradición se mantiene; muchas familias incuban de forma natural y, cuando pueden, incorporan pequeñas incubadoras para asegurar consumo y, a veces, vender excedentes. María Colín, campesina e integrante de una cooperativa avícola, valoró el espacio y el trabajo asociativo. Este taller nos sirvió para ordenar el manejo y entender bien la alimentación por etapas. En la cooperativa ya hemos importado alimento en conjunto para bajar costos, y con más actividades como esta podemos crecer de manera sostenida y mejorar aún más el rubro. Según registros regionales de 2023, el universo local se mueve entre ocho y nueve mil gallinas ponedoras, lo que se traduce —a grandes rasgos— en entre 4.500 y 5.000 huevos diarios. Con una población cercana a 160 mil habitantes, la oportunidad salta a la vista, porque hay mercado, se importa huevo y prácticamente todo lo que se produce se vende a buen precio. Impulsar la producción a pequeña escala es estratégico. La gallina cierra ciclos —consume desechos orgánicos, aporta guano y entrega proteína de calidad—, nutre a las familias y permite comercializar excedentes muy valorados por la comunidad.