31 de marzo de 2018
Tijereta, cortatijera, tijerilla o incluso corta-capote, son sólo algunos de los nombres por los que se les conoce a estos insectos en otros países. Estos pequeños son parte una de las familias de insectos más peculiares ya que cuando ponen los huevos no se van. Los cuidan limpiándolos, humedeciéndolos y transportándolos, además, en caso de que se vean comprometidos a un nuevo lugar.
En los primeros momentos de vida está la madre con sus crías. Dentro de sus características en algunas de sus especies pueden presentar dos pares de alas aunque no suelen usarlas.
Especialmente, en esta época es cuando más asoman. El frío y la humedad del otoño hacen que busquen refugio en las casas, especialmente si éstas cuentan con jardín.
Hoy en día, prácticamente no hay casa en que no haya tenido un ejemplar de este insecto que, si bien es inofensivo para la salud, es una constante molestia, ya que aparecen en todos lados: la cocina, las habitaciones, las cortinas, en las mesas; no hay rincón que no pueblen.
Existe una leyenda ha habido registros de que se introducen en los oídos de las personas que duermen, aunque más allá de lo desagradable del asunto, lo único doloroso es cuando aprietan con sus tenazas.
Maria Nehuel, ciudadana de 78 años de edad nos comentó: «Es fastidioso encontrarse con estos bichos por todos lados».
Sobre la llegada de este particular amigo a la región se desconoce la exactitud de los hechos, sin embargo se tiene claro que su hábitat original se encuentra en Europa, Asia occidental y al norte de Africa.
Autoridades destacan comportamiento cívico y refuerzan llamado a la prevención.
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