22 de junio de 2025
Ya sean preescolares o adolescentes, las vacaciones entregan tiempo libre para entretenerse y las expertas Llery Ponce, investigadora del CIAE, y Macarena Silva, directora del IE, coinciden en que es importante mantener las rutinas, pero siempre con flexibilidad, así como incentivar la lectura y los juegos al aire libre.
Esta semana se concretaron los últimos días de clases del primer semestre para las y los escolares del país en la mayoría de las regiones, dando paso a poco más de dos semanas de vacaciones de invierno. Sin embargo, acá llegan las complejidades de las madres y padres que, en muchos casos, no pueden congeniar los días libres o vacaciones del trabajo con estas vacaciones de mediados de año.
¿Tiempo libre para usar pantallas, leer o jugar? Son varias las alternativas para ofrecer a las niñas, niños y adolescentes. En el caso de los preescolares, la académica del Centro de Investigación Avanzada en Educación (CIAE) de la Universidad de Chile, Llery Ponce Pradenas, asegura que “la palabra clave para las vacaciones es flexibilidad”, especialmente cuando debemos pensar en mantener o no las rutinas: “Las rutinas diarias entregan seguridad y predictibilidad a los niños, lo que les ayuda a confiar en su entorno y a anticiparse. Por eso, aunque podemos permitir que se levanten y se acuesten un poco más tarde, es muy beneficioso mantener ciertas ‘anclas’ en su día, como los horarios de comida y la cantidad de horas de sueño”.
“Un gran consejo es anticiparles las actividades. Podemos crear un calendario simple y visual para la semana o simplemente conversar la noche anterior sobre el plan para el día siguiente. Involucrarlos preguntándoles ‘¿qué te gustaría hacer a ti?’ e incluir sus intereses en los planes familiares los hace sentir parte importante de las decisiones y aumenta su entusiasmo”, indica la Llery Ponce.
Por su parte, la directora del Instituto de Estudios Avanzados en Educación (IE), Macarena Silva, añade que para las niñas, niños y adolescentes, “las rutinas son muy buenas, ayudan a que puedan regularse, a sentirse seguros. Durante las vacaciones, las rutinas suelen flexibilizarse, lo que está bien. Sin embargo, lo ideal es que puedan flexibilizarse pero no desaparecer. Por ejemplo, los horarios de despertar y dormir pueden tener un rango más amplio, pero no es recomendable que desaparezcan por completo, ya que el sueño de niños y niñas es muy relevante para su desarrollo”.
“Las vacaciones escolares suelen ser desafiantes para las familias, ya que no siempre coinciden con las vacaciones de quienes cuidan a niñas y niños. Lo ideal sería poder planificar con anticipación algunas actividades que niñas y niños puedan realizar en estos días. A veces hay clubes de invierno, actividades ofrecidas por municipalidades, museos, entre otros. Hay experiencias positivas de familias que se organizan para turnarse y poder llevarlos a disfrutar de alguna actividad ofrecida en las vacaciones de invierno. Dicho eso, también es normal que se aburran. No es malo y en ocasiones puede ser positivo para fomentar la creatividad, buscar actividades para realizar, que no necesitan ser muy sofisticadas. Puede ser cocinar algo, reordenar la pieza, hacer manualidades, entre otras actividades caseras para las cuales no siempre se tiene tiempo”, asegura Macarena Silva.
Lectura, juegos y otras opciones
La directora del CIAE agrega que “la lectura siempre es una buena alternativa, en clases, en vacaciones, en todo momento. La lectura involucra no sólo cuentos y novelas. Si bien lo sabemos, a veces se olvida que existen muchos textos diversos disponibles que pueden leerse y disfrutarse según los intereses del lector. Siempre insisto en la importancia de libros expositivos/informativos que son de gran interés para muchos niños y niñas. Por ejemplo, libros sobre animales, el universo, el fondo del mar, curiosidades del mundo, cómo funcionan las cosas y un sinfín de otros materiales lectores que pueden despertar el interés de niñas y niños”.
“Junto con leer, también niñas y niños pueden escribir, inventar sus propias historias, reglas de juegos inventados, obras teatrales (que a veces pueden realizar con amigas y amigos del barrio, primos, u otros niños o niñas conocidas), revistas para compartir con amigas y amigos, entre otros”, añade Silva.
Llery Ponce indica además que “las vacaciones son para descansar de las ‘tareas’ escolares, ¡pero no del aprendizaje! La mejor manera de aprender a esta edad es a través del juego, la exploración y las experiencias compartidas” y entrega algunas ideas para las familias:
· Priorizar el aire libre: Salir a un parque, a la plaza o al cerro es un verdadero "descanso" para el cerebro. Permite que la atención y la concentración, que en el aula son tareas de alta exigencia, se relajen. Este respiro es fundamental para que después puedan volver al colegio o jardín con más energía y disposición.
· Fomentar actividades culturales: Una visita a una exposición, un museo interactivo o incluso un recorrido por un barrio histórico puede ser un panorama muy entretenido. Son oportunidades únicas para aprender, fortalecer la identidad y valorar nuestro entorno de una forma lúdica.
· Desarrollar la creatividad en casa: Cocinar juntos es una de mis actividades favoritas. Es una fuente inagotable de aprendizaje: aprenden matemáticas con las medidas, lenguaje al leer la receta y cultura al hablar de tradiciones familiares. Por supuesto, dibujar, pintar, hacer manualidades o inventar y escuchar historias son también fantásticas para potenciar la creatividad y la imaginación.
Mediante una campaña 1+1 los colaboradores TABSA, en conjunto con la empresa, concretaron una donación a la Corporación de Ayuda al Niño Quemado.
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