Este día, el diario El Magallanes anuncia la fundación de la Liga Patriótica en Punta Arenas en un acto con “enorme entusiasmo”. El artículo enfatiza que “en pocas ocasiones se había celebrado una reunión en la ciudad que alcanzara mayor éxito y en que se demostrara más palpablemente el entusiasmo a una iniciativa lanzada con propósitos de exaltación patriótica”, dando cuenta de la participación en el “meeting” de “autoridades civiles, militares y navales, prestigiosos miembros de nuestra sociedad, del comercio, de instituciones privadas y un buen número de hijos del trabajo”.
Este tipo de entidades surgieron en respuesta a las movilizaciones obreras y tuvieron su origen en Buenos Aires, a principios del siglo XX. Luego se desarrollaron en diversas localidades afectadas por conflictos sindicales, entre ellas Río Gallegos, Comodoro Rivadavia y la capital magallánica.
En esos momentos, se estaban desarrollando dos conflictos. “Uno había comenzado en Puerto Natales, en el frigorífico de esa ciudad, al plantear los gremios de carpinteros y metalúrgicos peticiones de mejoramiento de salarios y de condiciones de trabajo. El otro (…) lo habían declarado los obreros marítimos y portuarios de Punta Arenas”, que, para entonces, había superado la semana de huelga, y sus dirigentes declararon que luchaban “porque la vida se nos hace imposible y anhelamos poder arrastrarla en forma siquiera conveniente” (Carlos Vega Delgado. La masacre en la Federación Obrera de Magallanes).
Esta aguda polarización social desembocó en sangrientos enfrentamientos que tuvieron sus puntos culminantes, el 23 de enero de 1919, cuando fueron asesinados varios dirigentes obreros en el frigorífico Bories, mientras estaban negociando con la patronal, y el 27 de julio de 1920, cuando fue asaltada e incendiada la sede de la Federación Obrera de Magallanes, con varios dirigentes obreros que perecieron en su interior y una persecución desenfrenada de activistas sindicales que llevó al encarcelamiento de decenas de ellos y a la ejecución de muchos otros.
La sucesión de asesinatos de gremialistas se repitieron durante los dos años posteriores a la fundación de la Liga Patriótica, con la activa participación de comandos civiles armados que intimidaban impunemente a los trabajadores que se movilizaban.