12 de noviembre de 2015
Recientemente, la Fundación Valle Hermoso en conjunto con el Centro de Estudios Hemisféricos y Polares, presentaron el libro El Piloto Luis Pardo Villalón: Visiones desde la prensa, 1916, trabajo que recoge la opinión de la prensa de la época -tanto nacional como extranjera- respecto a la hazaña del piloto Pardo, personaje bastante desconocido en el Chile de hoy.
Hace 99 años atrás, poco se sabía en Chile que la Expedición Imperial Trasantártica británica se encontraba en serios problemas: uno de sus buques, el Endurance, estaba bloqueado por los hielos y pronto se hundiría; los 28 náufragos tendrían que sobrevivir en difíciles circunstancias, ya fuese flotando a la deriva sobre los témpanos, o en precarios campamentos y su jefe, Sir Ernest Schackleton, iniciaría un largo y angustioso periplo para obtener ayuda para rescatar a sus náufragos que habían quedado en isla Elefante.
En ese agosto del año 1915, Europa se desgarraba en medio de un enorme conflicto bélico que traería entre otras consecuencias- el fin de los grandes imperios decimonónicos, al tiempo que Estados Unidos, gran potencia mundial emergente, inauguraba un paso interoceánico en Panamá que iniciaría la declinación marítima y comercial de Punta Arenas. En tal contexto internacional, agravado por las naturales restricciones de las comunicaciones propias de un conflicto bélico, resulta entendible que nada se supiera de estos exploradores británicos, aislados en los confines del mundo, que trataban desesperadamente de retornar a la civilización.
Sólo a fines de mayo de 1916 se conoció el fracaso y las desventuras de los expedicionarios cuando Schackleton, desde Malvinas, informó a diversos periódicos europeos de su urgente necesidad de ayuda; del primer intento fallido realizado con el Southern Sky, y de un segundo intento realizado desde Uruguay, también sin éxito.
¿Cuándo Punta Arenas, el famoso puerto austral, empieza a cobrar un decisivo protagonismo en ese rescate, prácticamente imposible? A fines de junio de 1916 Schackleton, posiblemente considerándolo, acertadamente, como su último recurso, decidió viajar a esta bullente ciudad-puerto para convencer a la colonia británica primero, y sumar a las autoridades nacionales después, de prestarle los auxilios que requería ya con suma urgencia. Una conferencia en el Teatro Municipal, artículos de prensa aparecidos en los periódicos El Magallanes y The Magellan Times lograron que la colonia británica puntarenense arrendara y aprovisionara la goleta lobera Emma, enviándola al rescate.
Desafortunadamente, este nuevo intento de rescate el tercero– resultó también infructuoso. Parecían agotadas las posibilidades, cuando el gobierno chileno dispuso que la escampavía Yelcho, de estación en Punta Arenas, zarpase a buscar a los náufragos. Presumiblemente, luego de tantos meses de fracasos, se tenían pocas esperanzas de hallarlos aún con vida; adicionalmente, la escampavía era del todo inadecuada para tan arriesgada misión, y el piloto que debía comandarla, estaba enfermo.
Aquí aparece y adquiere toda su relevancia la figura de ese modesto y gran piloto 2º Luis Pardo Villalón quien, ofreciéndose en forma voluntaria, asumió el mando de la Yelcho, y dadas su extraordinaria capacidad profesional y pericia marinera, triunfó donde tantos otros habían fracasado. Entonces uno se pregunta: ¿Porqué su hazaña y esta I expedición antártica chilena de rescate son apenas recordadas? ¿Dónde quedó ubicado su monumento? ¿Porqué la figura de nuestro sencillo cuanto grandioso y ejemplar héroe, no merece ser recordado a un año de cumplirse el centenario de esa gran hazaña?
En fallo unánime (causa rol 72-2025), el tribunal condenó, además, Hernández Estefó a las penas de 819 y 301 días de presidio efectivo, en calidad de autor de los delitos consumados de violación de morada violenta y daños simples, respectivamente.
En fallo unánime (causa rol 72-2025), el tribunal condenó, además, Hernández Estefó a las penas de 819 y 301 días de presidio efectivo, en calidad de autor de los delitos consumados de violación de morada violenta y daños simples, respectivamente.