12 de febrero de 2013
Los pueblos originarios conocían su entorno natural mucho mejor que el hombre moderno. Un caso como el del pájaro carpintero, lo explica por sí solo. Mientras su denominación en castellano, simplemente, se remite al trabajo de agujerear los árboles, lana en yagán apela a una etapa anterior de su conducta, pues si el ave hace hoyos en la madera no es para hacer muebles, sino para extender por esa vía su larga lengua que guarda enrollada en su cabeza y capturar larvas para alimentarse.
Para el primer nombre, hace falta observar al ave sólo por un momento. Para el segundo, se requiere mucho más. Pero el hombre moderno parece no tener tiempo para observar.
Ciencia para la ética
El método científico supone una superioridad del ser humano respecto de lo que investiga, al calificarlo como objeto y no sujeto de estudio. Una perspectiva distinta a la de muchos pueblos originarios, que miran a otras especies como un par dentro de un mismo hábitat. Ese punto de vista es el que promueve la Filosofía Ambiental de Campo, que promueve el Programa de Conservación Biocultural Subantártica, inspirada en la conservación de la diversidad biológica y cultural de la región sub antártica, con énfasis en lo local y una dialéctica con otros niveles regionales y mundiales.
Sobre esta mirada se funda el Magíster en Ciencias, mención Manejo y Conservación de Recursos Naturales en Ambientes Subantárticos de la Universidad de Magallanes, un postgrado acreditado y reconocido, internacionalmente. Su cuerpo académico está formado por 21 docentes 19 son doctores de las universidades de Magallanes, de Chile, Concepción, Los Lagos, Oxford y North Texas, y de equipos de investigación como el Centro de Estudios del Cuaternario (CEQUA) y el Instituto Antártico Chileno (INACH). Tiene cinco colaboradores de Australia, Europa y Costa Rica, dura dos años, y todo termina con una tesis para la cual hace falta, precisamente, observar.
Eso fue lo que hizo el Biólogo Marino Jaime Ojeda Villarroel, en bahía Róbalo de isla Navarino, para su trabajo de magíster titulado Dinámica Estacional de Macro algas y Moluscos Intermareales y su Relación con el Conocimiento Tradicional Ecológico Yagán, en Canales Subantárticos del Cabo de Hornos: una aproximación biocultural desde la Filosofía Ambiental de Campo; un nombre largo, como la tarea misma y su proyección.
Investigar para conservar, y conservar para educar
La tesis de Ojeda cumplió con 4 etapas. La primera consistió en describir lo investigado, en este caso, la gran diversidad de algas en zona de mareas. Ojeda detectó que su biomasa cambia con las estaciones; en verano aumentan, y en invierno disminuyen. Y lo hizo con la cooperación e inspiración de la artesana yagán Julia González, hija de Úrsula Calderón, quien lo acompañó a terreno, y compartió sus conocimientos ancestrales con él. Mientras escuchaba cómo y cuándo su pueblo extraía estos productos, o qué utilidad les prestaba, el biólogo hacía una lectura complementaria de relatos etnográficos del siglo XIX y XX, sobre la cultura yagán.
La segunda etapa la dedicó a elaborar una metáfora simple, que explicara el valor de la diversidad biológica y étnica de los canales subantárticos. Así surgió la frase bosques sumergidos del Cabo de Hornos, que inspiró el diseño de una acción ecológica y éticamente guiada, correspondiente a la tercera fase. Con el fin de fomentar la recuperación de la forma ancestral de observar la naturaleza, Ojeda unió buceo y observación, en una actividad denominada Ojo, bucea con ojo, donde se apela a la percepción visual, al buceo como hábito humano arraigado en la historia de los canales subantárticos, y al respeto y empatía que merecen los seres marinos cuando son visitados.
Para la cuarta fase había que implementar un área de conservación en el mismo sitio. En este caso, el nuevo Magíster en Ciencias elaboró una propuesta de circuito interpretativo, que aplicó con escolares y algunos habitantes de Puerto Williams, para enseñarles a bucear con ojo en la zona intermareal. La implementación de una estructura estable, que permita observar sin dañar para difundir este conocimiento entre estudiantes y turistas, será presentada, a futuro, a algún fondo concursable.
El espectáculo de comparsas, carros alegóricos y shows musicales, espera recibir un total de cerca de 50.000 asistentes en la Costanera.
El espectáculo de comparsas, carros alegóricos y shows musicales, espera recibir un total de cerca de 50.000 asistentes en la Costanera.