19 de mayo de 2013
Ducha refrescante, desayuno a base de mangos y café de Camerún. Volvemos a cargar pilas para lo que será una mañana distinta. Pep coge sus trastos y subimos al 4X4 con Luis y Celestino, trabajador chadiano del hospital que durante nuestra estancia ayuda a Pep con el material. La intención es entrevistar a un chamán, al brujo de la tribu, al responsable de tantas desgracias entre la población. El acceso a estas personas es muy restringido, por no decir imposible. Nuestra sed de información y los contactos de Celestino han sido nuestra llave.
Hemos preparado la entrevista durante el desayuno. Sabemos que es una ocasión excepcional.
Tras 15 minutos de socavones, baches y barro, llegamos a la casa del brujo. El acceso a la chabola está libre. Celestino pregunta en Gambai, la lengua local, si podemos pasar. Ahí está él, altivo, iluminado por haces de luz que se cuelan por las esterillas de paja en el techo, con una tétrica máscara de melenas negras hasta la cintura que cubren su rostro y dejan ver unas conjuntivas inyectadas en sangre a través de los orificios para los ojos.
De la parte trasera de su cintura asoma una cola como la de un caballo y en su mano derecha sujeta una lanza a modo de bastión. Con un gesto nos dice que pasemos. Mientras Pep coloca el trípode con su cámara, el chamán toma asiento sobre un tronco seco. Son muchas las preguntas que nuestro fotógrafo comunicador formula y quedan grabadas en un vídeo que se publicará en forma de documental. Hablan en francés.
De entre todas las preguntas tres me llaman la atención. «¿Tiene usted cura para la tuberculosis?», le pregunta Pep, y el chamán responde: «Por supuesto, cuando la serpiente muda la piel, recojo esa piel mudada, la hiervo con plantas hasta conseguir una pasta y se la doy al niño a tomar, siempre me ha ido bien».
«¿Qué practica usted a los niños en la garganta?», continúa Pep. «Les corto la campanilla con un cuchillo curvo, cuando los llevan al hospital, allí se mueren porque no saben hacerlo», responde el chamán.
En la tercera de esas preguntas Pep le dice que aproveche que le está viendo todo el mundo, si quiere lanzar un mensaje. «¿Todo el mundo? ¿América?». «Sí, todo el mundo». «Sí, les diría que me compren un teléfono para cuando quieran consultarme algo yo pueda hablar con ellos».
Él mismo da la entrevista por zanjada al levantarse y dirigirnos hacia la puerta. Nos quedamos sin palabras ante sus relatos y muy satisfechos con el trabajo.
De vuelta al hospital, la doctora Reina Lladó me pide que mire una piel engrosada por el aire que tiene debajo. Es la del pequeño de cinco meses con dificultad respiratoria al que habíamos cambiado el tratamiento hace ya cinco días. Desde el cambio no acababa de arrancar, durante días se ha mantenido estable pero con una respiración rápida. Una radiografía de tórax nos habría ayudado, pero aquí no tienen ese aparato.
Nos quedamos muy sorprendidos con la piel, nos ayuda en el diagnóstico, tenemos que actuar rápido…
Consejo: El cariño y el afecto que puedas dar a un enfermo puede ser de igual utilidad que cualquier medicina.
(Por Jorge Muñoz, jefe de Pediatría de la clínica Quirón Palmaplanas, cuenta cómo trabajan él y su equipo en el hospital Saint Joseph de Bebedjia, Chad. Publicado en elmundo.es)
El espectáculo de comparsas, carros alegóricos y shows musicales, espera recibir un total de cerca de 50.000 asistentes en la Costanera.
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