13 de julio de 2025
Cada 13 de julio se conmemora el Día Mundial del Trastorno por Déficit Atencional e Hiperactividad (TDAH), condición del neurodesarrollo que afecta las funciones del control cognitivo. Este trastorno se relaciona con una estimulación insuficiente de los neurotransmisores dopamina y noradrenalina, lo que genera dificultades para mantener la atención, inhibir estímulos internos y externos, organizar, jerarquizar, planificar y tomar decisiones. Estas alteraciones suelen impactar directamente la vida personal, académica, laboral y familiar.
El Dr. Ignacio González, neurólogo del Centro de Neurociencias de la Clínica Universidad de los Andes, explica que “en los últimos años ha aumentado el diagnóstico de TDAH, gracias a que se ha superado el mito de que se trata de un problema de inmadurez y que desaparece en la adultez. Hoy se entiende que es posible tener TDAH y rendir bien en lo académico o profesional, aunque muchas veces a costa de un esfuerzo excesivo”.
Este fenómeno suele observarse especialmente en mujeres, cuyos síntomas tienden a ser más sutiles y menos evidentes que en los hombres. Por esta razón, muchas pasan años sin recibir un diagnóstico. La ausencia de “hiperactividad” hace que se normalicen sus dificultades y si, además, tienen un buen rendimiento académico o laboral, es común que ellas mismas minimicen los síntomas. “He diagnosticado mujeres profesionales exitosas con TDAH a los 50 o 60 años. Han salido adelante, pero a un alto costo como autoexigencia extrema, dificultades en relaciones familiares y sociales, y una enorme carga emocional, presentando una mayor tendencia a experimentar ansiedad o estrés”, comenta el Dr. González.
En contraste, los hombres con TDAH suelen mostrar síntomas más visibles desde temprana edad, como hiperactividad, impulsividad, comportamiento desafiante, desobediencia o dificultades en el control emocional. Estos signos, más disruptivos, hacen que el diagnóstico se realice antes, especialmente por su impacto en el entorno escolar.
En general, los síntomas de este trastorno se relacionan con un déficit en el control de funciones ejecutivas, manifestándose como olvidos frecuentes, distracción constante, dificultad para planificar y organizar tareas, impulsividad, decisiones apresuradas y una regulación emocional deficiente.
El Dr. González advierte que “en la mayoría de los casos, los síntomas que comienzan en la infancia persisten en la adultez, e incluso pueden intensificarse en contextos de alta exigencia. Con el tiempo, algunas personas desarrollan estrategias de adaptación que les ayudan a sobrellevarlos mejor”. Además, los tratamientos farmacológicos disponibles son altamente efectivos y pueden mejorar de forma significativa el rendimiento académico y laboral. No obstante, es fundamental evaluar y tratar previamente cualquier otra condición psiquiátrica, neurológica o metabólica que pueda estar presente.
Luis Navarro Almonacid asume con foco en inclusión, participación y desarrollo cultural territorial.
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