22 de abril de 2015
Hace una semana la cadena francesa TV5 Monde permaneció ‘en negro’ durante casi 24 horas tras sufrir un ciberataque reivindicado por el Estado Islámico. La emisora perdió el control de sus páginas web y redes sociales y se bloqueó todo su sistema informático. Su director señalaba que tardarían semanas en recuperarse y que este atentado tendrá «costes económicos importantes». «Necesitamos tres personas o cuatro para desarrollar una labor que antes realizaba un sólo empleado y tardamos tres horas en hacer algo que antes se resolvía en tres minutos», lamentaba.
Este ejemplo real ocurrido en la cadena gala sirve para ilustrar el caos que generaría un apagón similar a escala nacional. Varios expertos analizan las consecuencias que tendría esta desconexión durante 24 horas para un país. Para Enrique de la Hoz, experto en ciberdefensa de la Universidad de Alcalá, este día a oscuras «sería una hecatombe a nivel de gestión». «Habría un parón técnico que afectaría a todas las capas económicas, del consumo y de las empresas», analiza José Díez Medrano, experto en comunicación y economía de la Universidad Europea de Madrid (UEM).
Esta hipótesis no es ningún disparate pues la amenaza de un ciberataque «es real», explica Raquel Ureña, del departamento de Economía y Finanzas de la UEM. Según De la Hoz, una potencia extranjera «puede desenganchar a un país de internet», pervirtiendo el sistema. «Es como forzarte a coger una ruta distinta de la habitual con el objetivo de pasar por un sitio determinando y así que el atacante te pueda observar», ejemplifica.
Tampoco hay que ponerse en el caso extremo de la manipulación por parte de un grupo terrorista. Un sabotaje de las redes también tendría consecuencias nefastas. Este periódico publicaba el martes las inquietudes dentro del Ministerio del Interior por los daños colaterales que podría ocasionar la huelga de instaladores y técnicos de Telefónica.
Este paro, que comenzó a escala nacional el pasado día 7, ha dejado sin línea a centenares de hogares, incluidos los que tienen el servicio contratado con otras operadoras. Según Interior, esto «podría afectar a servicios esenciales como la teleasistencia o la seguridad en la violencia de género», que funciona por control telemático.
Para Ureña, «vivimos en una sociedad en la que manda el llamado ‘Internet de las cosas’. Cada vez más los servicios están conectados unos a otros a través de la Red. Y la amenaza de un ciberataque ya no es una utopía sino algo real. Por eso hay que plantearse si esta conectividad tan global es buena o no», plantea la experta
Los expertos coinciden en enumerar todo lo que se paralizaría si el país se ‘desenchufara’ durante un día. Las Bolsas no podrían abrir, pues las transacciones se hacen a través de la Red. No se podría comprar con tarjeta de crédito ni sacar dinero. Los servicios de teleasistencia a las personas dependientes y los contadores de la luz inteligentes se quedarían en ‘stand by’. También se perturbaría la actividad en los hospitales y en las redes ferroviarias. «El país prácticamente se paralizaría, sería como estar un día hibernando», analiza Ureña.
El escenario sería especialmente desastroso para las empresas que dependen del comercio electrónico. «Aunque las empresas realizan sus propias copias de seguridad, muchos de los datos serían irrecuperables», dice Ureña. Según Enrique de la Hoz, «las redes privadas de la mayoría de las compañías están conectadas a internet y se quedarían bloqueadas».
Según De la Hoz, el peligro está en los sabotajes a infraestructuras que son sensibles, que usan redes que son accesibles a través de internet y cuyo funcionamiento, si quedase perturbado, podría afectar incluso a la seguridad del país. Es el caso de los mecanismos de monitorización de una ciudad, sus redes de transporte, las de control del tráfico, cualquier centro de control de un ayuntamiento o de la DGT. «En caso de sabotaje a estas redes, el Estado se quedaría a ciegas», dice.
El experto explica que hay muchas infraestructuras que se conectan a redes que usan la misma tecnología que internet y que el Estado las controla de forma remota. Es el caso de las centrales eléctricas. También de los trenes de alta velocidad. Su interrupción desataría un caos. «Lo más importante es ese conjunto de redes sensibles que están detrás y que son accesibles a través de internet», dice
Este invierno desenchufados tendría también consecuencias a nivel individual. Estaríamos más estresados y más solos, según Javier Díez Medrano, doctor en comunicación de la UEM, pues la sociedad «ha supeditado su funcionamiento tanto a las nuevas tecnologías que sólo el hecho de estar un día desconectados derivaría en un caos».
Según explica, estas 24 horas de oscuridad sumirían en un alto nivel de estrés a la generación de los nativos digitales, los nacidos a partir de 1995, con un ratón en una mano y una tablet en la otra. Estos jóvenes «se quedarían totalmente perdidos, pues han vinculado su capacidad para resolver problemas a la existencia de una tecnología», dice.
El impacto sería menor en la generación de ‘baby boommers’, los nacidos entre 1945 y 1964, y los que tuvieron una infancia analógica y una madurez digital. Estas personas tendrían, a su juicio, más facilidad para adaptarse y sobrevivir en ese hipotético día de tinieblas.
«La ausencia de internet no perjudicaría su capacidad de comunicarse, tomar decisiones y transmitir información pues llevan toda la vida adaptándose a los nuevos cambios. Los nativos digitales tienen más capacidad multitarea pero siempre en mundos virtuales», dice.
Pone como ejemplo el de una empresa donde los directivos o empleados mayores de 40 años «vivirían el percance como una anécdota mientras que los jóvenes no sabrían cómo defenderse, verían totalmente interrumpida su actividad y pedirían ayuda a los veteranos».
Al país «le costaría recuperarse» de las consecuencias de este día a oscuras aunque los daños serían difíciles de cuantificar. «Mucha información se perdería y para algunas empresas sería vital», relata Ureña.
Todos los expertos destacan que la inteligencia de los países «se centra precisamente en tratar de protegerse contra ciberataques y en cómo obrar en caso de desconexión».
(Por Raquel Villaécija, publicado en elmundo.es)
Se trata de la construcción de un aparcadero, cuyo proyecto conocieron en terreno representantes de la Asociación Gremial de Dueños de Camiones (Asoducam), en voz del Seremi de Obras Públicas José Luis Hernández y de la Directora Regional de Vialidad Valeria Oyarzo.
Se trata de la construcción de un aparcadero, cuyo proyecto conocieron en terreno representantes de la Asociación Gremial de Dueños de Camiones (Asoducam), en voz del Seremi de Obras Públicas José Luis Hernández y de la Directora Regional de Vialidad Valeria Oyarzo.