16 de agosto de 2018
EL PADRE HURTADO, UN PADRE DE LA PATRIA
El Padre Hurtado falleció joven -a los 52 años- el 18 de agosto de 1952, pero su legado permanece en el testimonio de su vida, en sus escritos y en las obras que fundó: el Hogar de Cristo, la revista […]

El Padre Hurtado falleció joven -a los 52 años- el 18 de agosto de 1952, pero su legado permanece en el testimonio de su vida, en sus escritos y en las obras que fundó: el Hogar de Cristo, la revista Mensaje, su trabajo en el desarrollo sindical desde la doctrina social de la Iglesia, y su inmensa influencia formativa en varias generaciones de chilenos que reconocen en él a un “padre de la Patria”, como lo definió el entonces presidente de Chile -Ricardo Lagos- cuando el Padre Hurtado fue declarado santo, en Roma, en el año 2005.
Realmente, san Alberto Hurtado es un nuevo “padre de la Patria” porque Chile no es el mismo país antes y después de él, pues el Padre Hurtado le abrió los ojos a la sociedad chilena ante el escándalo de la pobreza y actuó decididamente promoviendo la solidaridad y buscando la justicia social.
La figura del Padre Hurtado se engrandece con el paso del tiempo como la de un testigo del Evangelio empeñado en mostrar que -como decía- “el pobre es Cristo” y, consecuentemente, el inmenso amor que vivía con el Señor Jesús lo proyectó en la solidaridad con los pobres y sufrientes, y en la búsqueda infatigable de justicia y de verdad. En su homenaje, el Estado de Chile, en el año 1994, instituyó el 18 de agosto como el “Día Nacional de la Solidaridad”, para que recordásemos siempre cuál es el camino para construir un país que sea justo y generoso con todos los que en él vivimos.
La misión de san Alberto Hurtado estuvo llena de generosa entrega y de conflictos que vivió con quienes cerraban sus ojos ante la injusta pobreza de los pobres y lo difamaban y calumniaban. En su misión de abrir los ojos de la sociedad chilena al escándalo de la injusta sociedad en que vivimos, el Padre Hurtado tuvo que cargar con dolorosos conflictos con empresarios, con el Estado, y con la misma Iglesia que tanto amaba.
Las palabras que decía hace seis décadas, siguen sonando fuerte: “enorme es el escándalo de quienes ven gozar a un sector de la sociedad de todas las delicias de la vida, mientras ellos carecen de todo”. Hoy es el tiempo de hacernos cargo de la solidaridad pendiente ante las situaciones que hacen sufrir a tanta gente. Decía el Padre Hurtado: “el que no ha sufrido la pobreza, no sabe lo que es”. También hoy muchos no saben ni se imaginan lo que es ser anciano y tener que vivir con una pensión de miseria; muchos que ni se imaginan los dramas cotidianos de los más de cuatro millones de chilenos que viven en la pobreza; muchos no se imaginan lo que es ser niño en un hogar del Sename, y tantas otras situaciones. Esa es la solidaridad pendiente y… los pobres no pueden esperar…
El recuerdo del Padre Hurtado al celebrar un nuevo Día Nacional de la Solidaridad sigue interpelándonos a todos ante la urgente solidaridad pendiente. “El sentido social -decía el Padre Hurtado- es aquella cualidad que nos mueve a interesarnos por los demás, a ayudarlos en sus necesidades, a cuidar de los intereses comunes. Quien tiene sentido social, comprende perfectamente que todas sus acciones repercuten en las demás personas, que les producen alegría y dolor, y comprende, por tanto, el valor solemne del menor de sus actos. La persona con sentido social no espera que se presenten ocasiones extraordinarias para actuar; todas las situaciones son importantes para él, pues repercuten en sus hermanos”.
16 de agosto de 2018

Tras un control vehicular, Carabineros logró intervenir dos domicilios vinculados al tráfico de drogas.
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