3 de agosto de 2025
ESPECIALISTAS U. DE CHILE ALERTAN SOBRE EL IMPACTO DEL FRÍO EN ANIMALES SILVESTRES Y DOMÉSTICOS
La diversidad climática de Chile expone a los animales a condiciones ambientales extremas.

Mientras algunas especies logran adaptarse, otras sufren los efectos del invierno. Docentes de la Facultad de Ciencias Veterinarias y Pecuarias (Favet) de la Universidad de Chile explican las consecuencias del frío y entregan recomendaciones para resguardar su bienestar y alimentación.
El frío, el viento, la altura, la lluvia, la sequía y el calor desafían durante todo el año a las diferentes especies animales que habitan en nuestro país. Por sus condiciones geográficas, Chile destaca por su diversidad de paisajes y biodiversidad, pero también por ser uno de los territorios con mayor vulnerabilidad frente al cambio climático.
En esta época del año, al enfrentarnos a las bajas temperaturas, los animales tanto silvestres como domésticos sufren las consecuencias del frío, no solo por el abrigo, sino por la alimentación.
El Dr. Luis Raggi, académico del Departamento de Ciencias Biológicas Animales de la Facultad de Ciencias Veterinarias y Pecuarias (FAVET) de la Universidad de Chile, destaca la capacidad de los camélidos sudamericanos, tanto domésticos como silvestres, para adaptarse y vivir en climas extremos y desafiantes como el Altiplano y la Patagonia.
“En ambientes fríos, sus adaptaciones incluyen un pelaje denso que actúa como aislante térmico, la capacidad de regular su temperatura corporal dentro de un rango más amplio que la mayoría de los mamíferos, y extremidades adaptadas para desplazarse sobre superficies nevadas o heladas. Esta capacidad de termorregulación les permite reducir su temperatura corporal a niveles que, en otras especies, inducirían hipotermia severa, tolerando así fluctuaciones térmicas que pueden ir desde -10 °C (o menos) durante la noche hasta más de 20 °C durante el día, especialmente en altitudes elevadas y en la Patagonia”, explica el Dr. Raggi.
Además de ser denso, el pelaje presenta medulación. De acuerdo con el Dr. Raggi, dicha condición incrementa su capacidad aislante tanto frente al frío como al calor. Por esta razón, la fibra de estos animales es un insumo altamente valorado para la confección de prendas textiles de gran calidad. Asimismo, hay otras condiciones fisiológicas como los cojinetes plantares y una forma específica que tienen los glóbulos rojos, que les permite contrarrestar el frío que viene desde suelo y resistir la altura.
En el caso de los rumiantes, vacas, por ejemplo, también se van adaptando al frío ambiental cambiando su pelaje a uno más largo y denso y acumulando grasa subcutánea.
“Una buena condición corporal antes del invierno actúa como reserva energética y aislante térmico. Por ello, es fundamental monitorear la condición corporal de los animales durante el otoño y ajustar la dieta si es necesario. Más allá de la suplementación durante las olas de frío, es importante preparar a los animales para el invierno mediante un manejo nutricional oportuno, asegurando una dieta de buena calidad y alta en energía que favorezca la ganancia de peso y la acumulación de reservas de grasa, para alcanzar una condición corporal adecuada antes del frío extremo. Esto asegura que los animales puedan satisfacer sus requerimientos de mantenimiento y termorregulación durante las olas de frío”, señala el Dr. Nelson Vera, académico del Departamento de Ciencia Animal de Favet.
Vestir a los animales de compañía resulta no ser necesario, el pelaje también desempeña un factor importante tanto para las bajas temperaturas, como para las altas.
“Sobreabrigar no es necesario, por ejemplo, en los perros con pelo largo no se justifica, existe bastante evidencia científica de que el pelo es un excelente aislante y regulador de la termogénesis, además de que enmaraña su pelo. De preferencia escoger prendas de algodón, suaves, que junten la menor cantidad de residuos cutáneos, como escamas pelos o incluso ácaros del polvo”, advierte la Dra. Sonia Anticevic, académica del Departamento de Ciencias Clínicas de Favet.
Si bien esta protección natural de los animales frente a las bajas temperaturas es una valiosa condición para su supervivencia, el cuidado proporcionado por sus dueños o dueñas en el caso de perros, gatos y especies de producción permite asegurar su bienestar. Los animales de compañía, según indica la Dra. Anticevic, deben estar idealmente resguardados en “un lugar donde las temperaturas sean similares a las nuestras, evitar exposición a temperaturas extremas, por ejemplo, entrar a la mascota a la casa o disponer de una logia, cuarto aislado, casa para perro de acuerdo a su tamaño o por último un techo”.
El resguardar del frío a los animales como perros y gatos puede prevenir enfermedades virales como la traqueobronquitis viral principalmente también conocida como la "tos de las perreras”. Asimismo, en pacientes con enfermedades osteoarticulares o con enfermedades que provocan dolor crónico, y que en oportunidades ya se encuentran medicados, el malestar se ve agravado por las altas presiones atmosféricas que acompañan a las bajas temperaturas.
“La magnitud de los efectos del clima sobre los animales variará según la región, la especie y el sistema de producción. Los rumiantes pueden adaptarse a temperaturas frías y mantener su condición corporal si se les proporciona protección y alimentan adecuadamente según sus requerimientos”, sostiene el Dr. Vera.
El académico del Departamento de Ciencia Animal detalla que para proteger a los animales en condiciones de frío hay varias recomendaciones: la protección contra el viento, como la presencia de cercos naturales o artificiales; tener un galpón en buenas condiciones, bien ventilado, con corrales limpios y camas de paja seca para aislar al animal del frío del suelo; alimentación adecuada, entregando agua, forrajes de calidad y suplementos energéticos para compensar el mayor gasto calórico; y mantener un monitoreo constante de los animales, estar atento a la aparición de signos de hipotermia, o de problemas respiratorios y podales, especialmente en los animales vulnerables, como los terneros, que experimentan estrés por frío con mayor rapidez que los animales adultos.
Las crías serían mucho más vulnerables a las condiciones extremas. En el caso de los camélidos sudamericanos “la combinación de frío, viento y humedad representa una amenaza significativa a su supervivencia”, alerta el Dr. Raggi. Estas especies en general tienen una capacidad adaptativa tan alta al clima extremo, que estarían demostrando que al ser desplazados a otros lugares del país o del planeta pueden acomodarse y sobrevivir sin mayores problemas. En el hábitat natural de estos camélidos, como el Altiplano y la Patagonia, existe un manejo ancestral que se da en equilibrio con el ecosistema en general, tomando en cuenta el tipo de vegetación y clima. Sin embargo, diversas actividades humanas han introducido factores de riesgo y han demandado la existencia de un resguardo mayor para estas especies.
“Entre ellas se cuentan la construcción de caminos y carreteras, el desvío de cursos de agua, la expansión minera, la presencia de perros asilvestrados, el aumento de depredadores como el puma, y la introducción de rumiantes competitivos como las ovejas, entre otros. Estas alteraciones afectan la disponibilidad y calidad de los pastos, y con ello, el bienestar de los camélidos”, especifica el Dr. Raggi, añadiendo que debe haber resguardos mayores cuando estas especies son instaladas en otros lugares alejadas de sus condiciones climáticas habituales.
Respecto a la alimentación, el clima extremo también puede acarrear consecuencias. En el caso de los animales de producción puede alterarse su disponibilidad de agua y reduce la cantidad y calidad del forraje.
“Aunque el consumo de alimento suele aumentar con las bajas temperaturas, este puede disminuir durante el frío extremo, ya que los animales evitan salir del galpón a pastorear. Además, la falta de agua limpia y constante reduce el consumo, lo que a su vez compromete la ingesta energética y la capacidad del animal para generar calor. Todo lo anterior conlleva varios riesgos asociados a déficit energético y proteico, desequilibrios minerales, deshidratación, entre otros”, detalla el Dr. Vera, haciendo hincapié en que, dentro de las posibilidades, se les debe suministrar agua limpia, una mayor cantidad de forrajes de alta digestibilidad y suplementar la dieta con concentrados, de modo que puedan cubrir sus necesidades nutricionales aumentadas.
La fisiología de los camélidos nuevamente destaca en el ámbito de la alimentación ya que el sistema digestivo de los camélidos está especialmente adaptado al consumo de vegetación fibrosa y de bajo valor nutritivo. “A diferencia de otros rumiantes, sus preestómagos presentan glándulas que secretan bicarbonato, lo que mantiene un pH menos ácido en el retículo-rumen. Esta condición favorece el desarrollo de una microflora y microfauna fermentativa especializada en la digestión de la fibra, una capacidad única que no se encuentra en otros rumiantes”, acota el Dr. Raggi para concluir.

Desde Tres Puentes hasta Bahía Azul.
Desde Tres Puentes hasta Bahía Azul.


