13 de octubre de 2025
LA LUCHA SILENCIOSA DE ROSA ANDRADE IGNAO
Almorzando con Checho.

Rosa Andrade Ignao nos recibe en su modesto hogar, construido con esfuerzo en un terreno que su madre le entregó en vida, con el anhelo de que formara su familia cerca de ella.
Al ingresar a su vivienda, se puede observar a tres gallinas y un gallo al que con cariño llama Don Pepe. Sus aves le proveen una docena de huevos al día, una ayuda importante para su sustento.
La casa la levantó junto al padre de su hijo menor. Sin embargo, como muchas relaciones, esa historia no tuvo un buen final. Hoy Rosa, de 41 años, es madre soltera y trabaja como empleada doméstica en la ciudad de lunes a viernes, de 9 a 13 horas. Además, realiza un trabajo extra tres tardes por semana para poder generar ingresos adicionales.
Cada día comienza para ella a las 4 de la madrugada. Se levanta temprano para encender el fuego y temperar su casa, de modo que su pequeño hijo, José Ignacio, de 4 años, quien asiste a una escuela de lenguaje, pueda levantarse en un ambiente más cálido. Rosa sabe que en su zona no hay muchas alternativas de transporte: si se pierde el bus, no hay otro esperando como en la ciudad. Hay que estar listo a tiempo.
A pesar de todo, Rosa sueña. Sueña con tener una casa protegida del viento y la lluvia, con contar con gas natural. El punto de conexión está a solo unos metros, dentro del terreno de su madre, pero el costo de la conexión ha sido inalcanzable para ella. Por ahora, continúa usando leña todo el año, aunque sabe que esto afecta la salud de su hijo, quien sufre de asma.
“Tengo tantos sueños... Espero algún día, aunque sea, ver cumplido el tener calefacción por gas natural”, nos dice con esperanza.
Una vida marcada por el esfuerzo
Rosa nació en Chiloé, pero siendo apenas una bebé, su madre biológica la llevó a Punta Arenas, donde la entregó en adopción. Sus padres adoptivos la dejaron al cuidado de su madre biológica hasta que dejó de amamantar, luego desaparecieron de su vida. Con el tiempo, Rosa pudo conocer a sus progenitores, pero hoy no mantiene contacto con ellos.
Creció en el sector de Discordia, al sur de Punta Arenas. Sus padres adoptivos se dedicaban a la agricultura y ganadería. Recuerda que los traslados en su infancia eran difíciles: se hacían a caballo o alzada en los hombros, cruzando ríos y caminos en mal estado para llegar a la carretera. Estudió internada en la escuela República Argentina. Solo veía a sus padres cada dos o tres meses, cuando venían a la ciudad a realizar pagos y comprar provisiones.
La vida cambió cuando su padre, don Custodio Andrade, quedó ciego producto de la diabetes. La familia vendió sus tierras y se trasladaron a una casa en la población Carlos Ibáñez del Campo, donde Rosa continuó sus estudios en la escuela E-22 Hernando de Magallanes. Sin embargo, la nostalgia del campo llevó a sus padres a vender nuevamente la casa, para adquirir una parcela en Pampa Redonda, en un sector que en ese entonces no contaba ni con movilización ni servicios básicos. Allí, Rosa quedó en pensión cerca del colegio hasta finalizar su séptimo básico.
Guarda un profundo cariño por su padre adoptivo, quien siempre la trató con amor, y cuya enfermedad acortó su vida. Hoy, su madre, María Ignao, con casi ochenta años, padece desde hace más de diez años de úlceras varicosas.
Una mujer como tantas, pero que merece ser vista
Rosa accedió a compartir su historia. La historia de ser madre, de no contar con suficientes ingresos, de tener que salir adelante sola cada día. Es una de tantas mujeres cuya lucha diaria ocurre lejos de las luces, pero que sostiene a sus familias y comunidades.
En sus palabras, en su mirada, se refleja la fuerza de muchas mujeres que siguen adelante a pesar de todo. Mujeres que merecen ser vistas, escuchadas y apoyadas.
Entrevista y nota por Alejandra Vera Moya

El Tribunal de Juicio Oral en lo Penal de Punta Arenas condenó hoy –lunes 13 de octubre– a Jesús David Londoño Astaiza a la pena de presidio perpetuo calificado, en calidad de autor del delito consumado de robo con homicidio calificado (ensañamiento y premeditación conocida por orientación sexual de la víctima). Ilícito perpetrado en abril del año pasado, en la ciudad.
El Tribunal de Juicio Oral en lo Penal de Punta Arenas condenó hoy –lunes 13 de octubre– a Jesús David Londoño Astaiza a la pena de presidio perpetuo calificado, en calidad de autor del delito consumado de robo con homicidio calificado (ensañamiento y premeditación conocida por orientación sexual de la víctima). Ilícito perpetrado en abril del año pasado, en la ciudad.


