20 de julio de 2016
Este día, Augusto Tapia sufre un accidente en la base científica de las Orcadas del Sur, mientras realizaba mediciones meteorológicas, que deriva en un principio de congelamiento de sus manos.
Sus compañeros se preocuparon al atardecer, al percatarse de su ausencia. La alarma cundió inmediatamente entre todos los expedicionarios que, prestamente, se prepararon para salir en su busca y seguir las huellas dejadas en la nieve que se dirigían a la bahía norte cuya superficie aún no se había congelado. Vieron trozos de hielo flotando sobre la bahía y una barranca perpendicular había sido cortada en esa forma por el oleaje del mar. Al acercarse, pudieron ver a su camarada parado sobre la playa, apoyando su cuerpo contra la pared de hielo y con sus manos enterradas en la nieve de ese muro blanco, sosteniendo así su cuerpo, para no caer dentro del agua del mar que ya le llegaba a la rodilla (José Manuel Moneta. Cuatro años en las Orcadas del Sur).
En el momento que tomaron contacto, Tapia perdió el conocimiento. Con mucho esfuerzo lograron subirlo al acantilado y luego llevarlo al edificio. Lo desnudaron e inmediatamente frotaron su cuerpo con grandes puñados de nieve. Por momentos su pálida piel tomaba coloración de vida, pero desde el primer instante sus compañeros habían observado que sus brazos y especialmente las manos estaban tan blancos como el papel. Su recuperación se manifestó con un quejido agudo, producido por las dolencias en sus dedos. Que cuando sufren congelamiento y se intenta su recuperación, en ese momento los dolores son terribles.
Durante dos meses intentaron recuperar las manos de Tapia, utilizando masajes y desinfectantes para evitar que la gangrena avance. Pero, los síntomas se hicieron cada vez más visibles: Los dedos se habían hinchado en forma desmesurada y aparecían gruesas ampollas sobre su superficie. El peligro de esa irreparable alteración de los tejidos podría derivar en un envenenamiento general de la sangre.
Todos fueron comprendiendo que no quedaban opciones y había que tomar una decisión drástica. El mismo Tapia apuró el trámite y planteó la inevitable amputación. Que debió efectuarse con los precarios recursos existentes, que no incluían anestesia. Ocho de sus dedos fueron seccionados con un bisturí. Sus compañeros sólo podían calmarlo con la ingesta de alcohol y debieron sujetarlo para evitar un mal mayor.
Los temas centrales a tratar fueron la extensión horaria de aduanas, la creación de una tarjeta de descuentos y la coordinación de nuevas actividades.
Los temas centrales a tratar fueron la extensión horaria de aduanas, la creación de una tarjeta de descuentos y la coordinación de nuevas actividades.