13 de octubre de 2025
MACLOVIA CHEUQUEPAN DURÁN: UNA VIDA DE ESFUERZO, DULZURA Y TRADICIÓN
Almorzando con Checho.

Por Alejandra Vera Moya
A sus 63 años, Maclovia Cheuquepan Durán no conoce el descanso. Oriunda de Lago Ranco, en la región de Los Ríos, llegó a Punta Arenas cuando tenía apenas 19 años, en busca de un futuro mejor. Hoy, sigue trabajando con energía y pasión como cocinera en una estancia de Primavera, en la región de Magallanes, de lunes a viernes. Cada día comienza a las 7:30 de la mañana, demostrando que la edad no es impedimento cuando hay fuerza y sueños por cumplir.
Maclovia es madre soltera de dos hijos —una hija de 43 y un hijo de 37— y orgullosa abuela de dos nietos. A lo largo de su vida ha trabajado en todo lo que ha podido, para sacar adelante a su familia. En 2020 fue reconocida por su talento culinario al ganar el premio a la mejor empanada criolla, un logro que recuerda con cariño y orgullo.
Hoy, su meta es concreta y llena de esperanza: terminar de construir su casa propia en su ciudad natal. Allí, rodeada de naturaleza y los paisajes del sur que tanto ama, espera pasar sus últimos años dedicada a la agricultura y a seguir cocinando, en especial su dulce favorito: los alfajores de chancaca.
En el marco de las celebraciones del mes de la patria, Maclovia nos abrió las puertas de su cocina, para enseñarnos a preparar este dulce tradicional que, como ella misma dice, "no se vende aquí en Punta Arenas, es solo para la familia, porque casi nadie los conoce".
Alfajores de Chancaca: tradición dulce del sur
Los alfajores de chancaca son un postre tradicional chileno, compuesto por dos suaves galletas unidas por un relleno espeso hecho a base de chancaca. Son dulces, suaves y reconfortantes, ideales para compartir en familia, especialmente durante las Fiestas Patrias.
Durante nuestra visita, Maclovia nos mostró el paso a paso de esta receta heredada de generaciones. Una vez estuvo listo el relleno, las manos no faltaron: la familia comenzó a llegar para participar en esta dulce tradición. Juana y Doris, parte de su círculo más cercano, ayudaron a rellenar más de 200 alfajores. Fue una verdadera fiesta familiar en torno a la memoria, el cariño y los sabores del sur.
Un legado de trabajo y amor
Su hija, con emoción, nos cuenta lo orgullosa que se siente de su madre: una mujer fuerte, que comenzó a trabajar desde pequeña y que nunca ha dejado de luchar, ni siquiera frente a las adversidades. Su historia no solo es un ejemplo de esfuerzo, sino también un testimonio de la importancia de las raíces, la familia y las tradiciones.
Agradecemos profundamente a Maclovia por abrirnos las puertas de su hogar y de su vida. En cada alfajor, en cada palabra, se esconde una historia que nos recuerda que los sueños no tienen fecha de vencimiento y que la dulzura también puede ser una forma de resistencia.
Magallanes reportó una elección segura, ordenada y con funcionamiento ejemplar de los servicios públicos.
Magallanes reportó una elección segura, ordenada y con funcionamiento ejemplar de los servicios públicos.

























































































































































































