28 de mayo de 2014
por Roberto Careaga C. – La Tercera
Regresó a Punta Arenas como un héroe. Un héroe literario. Estudiaba Administración Pública en Santiago, pero la verdadera pasión de Ramón Díaz Eterovic era la escritura. Algo consiguió: en 1976, dos cuentos suyos fueron premiados por la Unión de Escritores Jóvenes y la Agrupación Cultural Universitaria. Tenía 20 años. De regreso a su ciudad natal en Magallanes para unas vacaciones, recibió felicitaciones e incluso lo entrevistaron en la radio. Al día siguiente su padre, un hombre de pocas palabras, se levantó temprano y regresó a la casa al mediodía con un regalo para su hijo: una máquina de escribir.
Con algunos ingredientes de ficción, los hechos son contados por Díaz Eterovic en el cuento Mi padre peinaba a lo Gardel, el que da título a su nuevo libro. Son 12 relatos, algunos antes editados en el desaparecido Chumangos, todos ambientados en Punta Arenas y marcados por la idiosincracia magallánica. Es un alto a la incombustible saga del detective Heredia, una veta más reflexiva y biográfica.
He tratado de desarrollar una línea paralela a Heredia, que tiene que ver con Magallanes, y en eso se enmarca la novela Correr tras el viento. Y todos los cuentos de este libro. Espero hacer otra novela ligada a Punta Arenas. Es una línea subterránea de mi obra, dice el escritor.
Como Mi padre peinaba a lo Gardel, varios relatos se basan en episodios de su vida. Como en Costumbres familiares, él también vio cómo en su casa mataban al cordero que crió desde niño para hacer un asado. Otros se inspiran en hechos reales, no personales, como ocurre en El regreso: a inicios del siglo XX, un croata se bajó una mañana de un barco en Punta Arenas y en la noche era detenido por asesinato.
Ex jugadores de básquetbol que viven de una gloria añeja, amigos que intentan robar la empresa en que trabajan, periodistas de crónica roja enfrentados a la tragedia y otras historias, todas atravesadas por el viento helado y la soledad del fin del mundo, conforman Mi padre peinaba a lo Gardel. Donde las encontró Díaz Eterovic hay más. Magallanes es una zona que está llena de historias para novelas. Ahí hubo desde piratas hasta graves conflictos sociales. Empiezas a hurgar en la historia de la región y hay todo un mundo que se puede rescatar, dice.
Era joven cuando se enteró de la riqueza literaria de su hogar. Fue Francisco Coloane el que lo hizo caer en cuenta. Cuando lo leí me fascinó, porque en esa época me gustaban las películas del Far West, los westerns, y Coloane me mostró que en el patio de mi casa había un mundo muy parecido: aventureros, exploradores y el tema indígena, cuenta.
Pero fue una fascinación como lector. A los 17 llegó a Santiago a estudiar y en sus primeros cuentos no había rastros de Magallanes: eran historias urbanas, universitarias. Ya sabemos, volvió al sur. Y espera volver en otra novela. Lo próximo es Heredia: en el segundo semestre publicará La música de la soledad, la novela número 15 de la saga.
Destacados panelistas de SERC Chile insisten en potenciar la innovación científica como un motor clave para equilibrar el desarrollo industrial con la protección del medioambiente y el bienestar de las comunidades locales.
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