23 de enero de 2019
Los rostros de los niños de Puerto Williams, en la región de Magallanes, reflejan curiosidad y entusiasmo; también el de los adultos. Tienen ante sus ojos impresoras 3D, un escáner capaz de convertir una imagen en pantalla en un objeto plástico de gran precisión. La estación de electrónica ofrece todos los elementos para hacer chips y pequeños motores, junto a una gran máquina para hacer cortes en madera de las todas formas, y a un biolaboratorio que da la posibilidad de crear materiales a partir de hongos y otras especies vegetales.
Se trata del Fab Lab o Taller de Fabricación, iniciativa conjunta entre el Massachusetts Institute of Technology (MIT) de Estados Unidos – a través del Center for Bits and Atoms y Fab Fundation – la Universidad de Magallanes, y la Pontificia Universidad Católica de Chile, a través de su Escuela de Diseño. Asimismo, contó con una importante donación de la empresa estadounidense SolidWorks que permitió equipar el taller, y el apoyo de la Municipalidad de Cabo de Hornos, la empresa Constructora Salfa y la Gobernación de la Provincia Antártica Chilena y la Armada de Chile.
“Aquí es donde termina la cadena de distribución. El acceso a bienes no es fácil. Juegan en contra desde la distancia hasta las condiciones climáticas. Entonces, tener la posibilidad no de comprar los bienes, sino de crearlos de acuerdo a las propias necesidades, es una idea realmente fascinante”, afirmó el vicerrector de Investigación de la UC, Pedro Bouchon.
En tanto, el vicerrector de Investigación y Postgrado de la Universidad de Magallanes, Andrés Mansilla, destacó el trabajo que ha desarrollado esta casa de estudios en la zona desde hace más de dos décadas, así como también el Centro Subantártico Cabo de Hornos, complejo de investigación que, actualmente, se construye a poco metros de la sede provisoria del Fab Lab, y que sería su sede definitiva a futuro.
En red
La idea del Fab Lab nació del profesor Neil Gershenfeld del MIT en 2001. Hoy existen más de 1.300 talleres de fabricación en los cinco continentes, y el de Puerto Williams es el más austral del mundo. Se trata de laboratorios que cuentan con equipos de última tecnología, pero también herramientas tradicionales que permiten a la propia comunidad, crear soluciones locales, objetos y aplicaciones que cubran sus necesidades, o incluso también desarrollar productos para generar nuevos emprendimientos.
“Este taller ya empieza a articularse e insertarse en el tejido social, aportando tecnología y aprendiendo a convivir con la realidad local”, dijo Tomás Vivanco, académico de la Escuela de Diseño UC y coordinador del proyecto, pues los Fab Lab han sido diseñados pensando en ser un gran impulso para la creatividad, la innovación y el emprendimiento, así como también para la colaboración en red con personas de todo el mundo, que ponen a disposición el conocimiento de manera abierta. Dicha lógica genera expectativas en la comunidad, especialmente, en el Liceo Liceo Donald Mc Intyre Griffiths, establecimiento con el cual se va a trabajar en forma conjunta. “Va a tener una contribución a la labor educativa importante; para nosotros, trabajar con la comunidad educativa y el desarrollo de la comunidad es lo más importante en esta comuna tan aislada”, recalcó el alcalde de Cabo de Hornos, Patricio Fernández.
El incremento de las ventas y atenciones de estos servicios municipales, ha ido creciendo desde su implementación en 2022, logrando en lo que va de este año cifras muy positivas.
El incremento de las ventas y atenciones de estos servicios municipales, ha ido creciendo desde su implementación en 2022, logrando en lo que va de este año cifras muy positivas.