1 de marzo de 2024
El virus COVID-19 afectó, dramáticamente, a la humanidad globalizada. La Organización Mundial de la Salud (OMS) declaró la pandemia el 11 de marzo de 2020, tras lo cual se produjeron, sólo en América Latina y el Caribe, casi 700 mil decesos, y la salud mental se vio, seriamente, deteriorada por las cuarentenas que intentaban contener su propagación.
Para las ciencias, sin embargo, fue un hito muy fructífero. Un sin número de investigaciones surgieron y siguen naciendo a propósito del SARS-CoV-2, y del estudio de los distintos segmentos de la población que se vieron afectados. Una de ellas fue desarrollada por docentes de la carrera de Kinesiología de la Universidad de Magallanes (UMAG), y acaba de ser publicada en la revista internacional indexada «Rehabilitación», con el nombre «Calidad de vida de las personas con enfermedad de Parkinson durante el confinamiento por la pandemia por COVID-19«.
El artículo profundiza en el trabajo de H. Felipe Retamal y Alejandra Fernández, kinesiólogos que trabajaron en colaboración con su colega Patricio Barría, de la Corporación Club de Leones Cruz del Sur. 51 usuarios de la región de Magallanes y Antártica Chilena, que fueron diagnosticados con esta patología por el Servicio de Neurología del Hospital Clínico Magallanes, entre octubre y diciembre de 2020, accedieron voluntariamente a participar de la investigación.
La investigación fue de carácter cuantitativo, exploratorio, descriptivo y correlacional. Se llevó a cabo en conformidad con el Código de Ética de la Asociación Médica Mundial, y fue aprobada por el Comité Ético Científico del mismo Centro de Rehabilitación.
Las mujeres fueron las más afectadas
Según el artículo, los principales dominios del Cuestionario de la Enfermedad de Parkinson (PDQ-39) que fueron afectados por el confinamiento, corresponden a malestar corporal, movilidad y bienestar emocional. Al analizar los rangos cualitativos del PDQ-39, las dimensiones que se mostraron más comprometidas por la pandemia fueron la comunicación, el estigma y el bienestar emocional.
Los datos se obtuvieron de una muestra compuesta en un 67,7% por individuos identificados con el género masculino. Sus puntuaciones mostraron que tienen mejor calidad de vida en lo que se refiere a apoyo social y estigma, y peor calidad de vida en términos de malestar corporal y movilidad. En tanto, el 32,3% correspondiente al género femenino, mostraron baja calidad de vida al considerar el estigma social y la comunicación. Además, las mujeres diagnosticadas con Parkinson superaron a los varones tanto en el aumento de los síntomas como en la percepción de una menor calidad de vida.
El estudio confirmó, además, que la progresión de los síntomas también les afecta, y que las medidas de restricción social limitaron el normal desarrollo de las actividades de la vida diaria, la práctica de actividad física e, incluso, la fisioterapia y rehabilitación, aumentando así el sedentarismo y el riesgo de avance de esta patología. Por eso, la práctica de ejercicio y la terapia física incluso de forma virtual fue vital para evitar los efectos adversos del confinamiento durante la pandemia.
Acompañado de la imagen de una ecografía, Boric expresó su felicidad y compromiso en un mensaje que rápidamente generó reacciones.
Acompañado de la imagen de una ecografía, Boric expresó su felicidad y compromiso en un mensaje que rápidamente generó reacciones.