12 de agosto de 2025
VECINOS QUE AÚN SUEÑAN CON AGUA POTABLE Y GAS PARA CALEFACCIONARSE
Almorzando con checho.

Vivir en Magallanes es, muchas veces, hacer patria. En el extremo sur del país, el frío, la nieve, el hielo y la escasa luz solar moldean la vida cotidiana de hombres, mujeres y niños que deben ser fuertes para soportar condiciones climáticas extremas. Pero la realidad se vuelve aún más difícil para quienes viven fuera de los perímetros urbanos.
Uno de esos sectores es el Andino, ubicado cerca del centro de esquí Club Andino de Punta Arenas, donde las bajas temperaturas se sienten con más fuerza y la urbanización aún es una promesa.
Una lucha de años
En el pasaje 2 Kuruf, parte de una ex agrupación de vecinos del sector Andino, aquí viven siete familias. Dos de sus vecinos nos reciben para compartir una realidad que se vive puertas adentro y que pocos conocen. Jaime Navarro llegó al sector en 2010 buscando tranquilidad. Compró un sitio y junto a otros vecinos lucharon para pagar, de forma particular, el acceso a la red de electricidad.
Hoy, Jaime es un adulto mayor que sueña con algo tan básico como abrir la llave y beber un vaso de agua potable en su propia casa. Algo que muchos damos por sentado, para él sigue siendo un anhelo que espera cumplir en vida.
Un día comienza a las 5 de la mañana
Ana Isabel Almonacid Cárdenas vive en el sector desde hace 11 años junto a su familia. Fue dirigenta de la agrupación Kuruf, hoy integrada en la junta de vecinos para fortalecer el trabajo comunitario y acceder a proyectos.
Ana se levanta todos los días a las 5 de la mañana para encender el fuego. Sus tres hijos —uno en la universidad, otra en Inacap y la más joven en el liceo— deben levantarse en un hogar con algo de calor, para no enfermarse por las gélidas temperaturas. Solo entonces comienza su jornada como taxista.
Compró su terreno luego de años de intentar acceder a una vivienda por medios tradicionales. No pudo comprar una casa dentro del radio urbano, pero sí logró adquirir un sitio donde construyó su hogar. Una decisión valiente, como la de tantas otras familias que viven con las carencias de servicios básicos como agua, gas y alcantarillado, y que todavía utilizan leña como única fuente de calefacción.
Avances a paso lento
Hace apenas ocho meses lograron, con recursos propios, conectar medidores y contar con energía eléctrica legalizada. La matriz de gas se instaló el año pasado, y el 25 de abril de este año llegó hasta el pasaje 2 Kuruf. Hoy la red pasa justo frente a las casas, pero aún no se conecta a los domicilios.
“Sabemos lo que es mirar hacia afuera, ver la red de gas frente a la casa, y seguir levantándonos de madrugada para encender el fuego”, dice Ana.
Una carga que pesa aún más cuando se deben pagar 12 mil pesos por un estanque de mil litros de agua, que debe rendir para toda una familia. Las duchas son rápidas, cronometradas, porque no hay agua de red. El uso de calefones eléctricos eleva la cuenta de luz a niveles insostenibles.
La espera y la burocracia
Ana recuerda que, al hacer gestiones con autoridades años atrás, conoció vecinos que ya en el año 2002 entregaban documentos y cumplían con todos los requisitos para acceder a servicios básicos. Sin embargo, más de 20 años después, la espera continúa.
Actualmente, según información entregada por la diputada Javiera Morales, la documentación del proyecto para conectar el gas estaría en Contraloría Regional de Magallanes. Ana señala que también fue instruida a contactar al exconcejal, exvocero de gobierno y actual consejero regional Arturo Díaz, de quien esperan una respuesta sobre el estado real de la tramitación.
Una urbanización al revés
La Y-580, como se conoce esta ruta, es un sector periurbano sin redes de agua potable ni alcantarillado. Sin embargo, ya cuenta con una carretera completamente pavimentada. Como si la urbanización hubiese comenzado desde el final: calles asfaltadas pero hogares sin agua.
Por ahora, el gas, el agua y el alcantarillado siguen siendo un sueño pendiente. Un derecho básico que debería ser garantizado para todos, especialmente en zonas como Magallanes, donde el clima no perdona y la dignidad comienza por poder vivir con lo esencial.
redacción: Alejandra Vera Moya

El imputado de 61 años tiene antecedentes policiales por delitos de similares características, entre ellos, ofensa al pudor y grooming.
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