28 de octubre de 2025
MAGALY VARGAS ÁLVAREZ: FUERZA, RESILIENCIA Y AMOR DE MADRE
Almorzando con Checho.

Por M. Alejandra Vera Moya (La Jana)
A sus 52 años, Magaly Vargas Álvarez abre su corazón para contarnos su historia de vida. Madre de cuatro hijos, los dos mayores —de 34 y 28 años— nacidos de su primer matrimonio, con quienes hoy tiene cuatro nietos; y dos hijos menores, de 21 y 8 años, fruto de su actual relación.
Su vida no ha sido fácil. Desde niña conoció el dolor de la pérdida y la lucha por sobrevivir. “Mi madre falleció cuando yo era muy pequeña”, recuerda. “Quedamos solo mi hermano y yo al cuidado de mi padre, pero al poco tiempo él cayó en el consumo de alcohol. Desde ahí nuestra vida fue deambular por casas de vecinos y distintos lugares. Mi hermano me traía pan, pero fueron años muy duros”.
Infancia marcada por el abandono
Años más tarde, ambos hermanos fueron enviados a internados. Magaly ingresó al internado Gabriela Mistral, ubicado en calle Ovejero, mientras su hermano fue al internado de Carabineros, junto al actual CESFAM Dr. Mateo Bencur, en calle Capitán Juan Guillermos.
Durante esos años estudió en la Escuela Juan Williams y en el Liceo de Niñas de Punta Arenas.
“Parte de la familia de mi padre vivía frente al internado —cuenta—, pero jamás se tomaron el tiempo de visitarme”.
Con el paso del tiempo comprendió su situación y decidió mirar la vida con otra perspectiva.
“Con los años entendí que estaba en un internado, pero que tenía libertades, y eso me ayudó a ver todo de una mejor forma”.
Realizó su servicio premilitar en el Regimiento N.º 10 Pudeto, donde recuerda haber aprendido valores y respeto.
Violencia y nuevas oportunidades
Su primer matrimonio estuvo marcado por la violencia intrafamiliar y los maltratos. Un día decidió huir, sabiendo que aquello sería considerado abandono de hogar en esos tiempos.
“Tuve que entregar la tutela de mis hijos a su padre”, relata con dolor.
Con los años, sin embargo, logró sanar heridas. “Mis hijos mayores entendieron que los amaba, pero que tuve que salir de esa relación. Hoy tengo una buena cercanía con ellos y con mis nietos”.
Cuando se le pregunta si alguna vez soñó con tener una hija o nieta mujer, responde con firmeza:
“Siempre le pedí a Dios que no me mande mujeres. Ellas sufren mucho en la vida. Solo miro mi pasado y no.”
Madre de hijos con TEA: una lección de fortaleza
Los dos hijos menores de Magaly nacieron con Trastorno del Espectro Autista (TEA).
“Por aquellos años no había mucha información. Yo pensaba que con medicamentos se les pasaría, pero no fue así. Aprendimos desde la ignorancia. Siempre hice que mi hijo fuera fuerte, que no se desmoronara, porque un día su padre y yo ya no estaremos”.
Cuando nació su hijo menor, hace 8 años, Magaly lo supo de inmediato: “Al momento que me lo entregaron, me di cuenta de que tenía TEA”.
Con una mezcla de orgullo y tristeza, habla de su hijo mayor, Cristian, de 21 años:
“Llegó a la universidad y se tituló en cocina internacional. Pero de esa palabra inclusión, poco y nada es verdad. No pudo encontrar trabajo en ninguna parte, así que ahora trabaja en la construcción junto a su padre.”
Mensaje a otras madres
Magaly entrega un mensaje claro y lleno de realismo a las madres que crían hijos con autismo:
“No los sobreprotejan. Piensen que un día ese niño o joven se quedará sin ustedes y tendrá que abrirse paso solo. El TEA ha existido siempre: cuántos niños antes eran callados, tímidos o distintos, y salieron adelante porque sus padres no los trataban como diferentes.”
El perdón hacia su padre
Sobre su padre, Magaly recuerda con serenidad:
“Cuando me casé, lo saqué de la calle y lo llevé a vivir conmigo, a pesar de la rabia que sentía. Pero cuando mi marido me golpeaba, jamás me ayudó.”
Hace tres años decidió ingresarlo al Hogar de Ancianos Cristina Calderón (ELEAM).
“Le dije que no me buscara más. No le guardo rencor ni rabia. Solo que un día, cuando era chica, lo necesité y nunca estuvo. Luego, cuando lo ayudé y veía cómo me golpeaban, tampoco estuvo. Pero no soy mala persona: hice todo para que tenga un lugar digno donde pasar sus últimos días con su pensión y bonos”.
Una vida que enseña
Cada uno de nosotros lleva una historia de vida marcada por alegrías, dolores y aprendizajes que forjan el carácter, pero que también agrandan el corazón.
La historia de Magaly Vargas es una historia de resiliencia, de una mujer que aprendió a sobreponerse al dolor, a criar con amor y a perdonar sin olvidar.
“Son testimonios de vidas que, al ser compartidos, pueden servir a otros. Porque contar la verdad, desde el corazón, también es una forma de sanar.”
Reportaje de M. Alejandra Vera Moya (La Jana)
El Tomógrafo se encuentra operativo para poder realizar toda la gama de exámenes, tanto en pacientes oncológicos, de urgencia, ambulatorios y hospitalizados.
El Tomógrafo se encuentra operativo para poder realizar toda la gama de exámenes, tanto en pacientes oncológicos, de urgencia, ambulatorios y hospitalizados.









































































































































































